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jueves, febrero 6, 2025
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    Víctor Lesler: “Soy una persona feliz haciendo lo que hago”

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    De familia alemana, este periodista “argentino de primera generación“ comenzó a editar su primera revista cuando cursaba el séptimo grado. Su pasión por el periodismo lo acompaña desde entonces. Dirige dos revistas técnicas y desde hace 17 años el periódico del barrio El Cazador, pero su espíritu inquieto hizo que meses atrás lanzara una nueva publicación: “El Faro”.

    Nació en la Capital Federal un 10 de julio de 1961. Hijo de padres alemanes,  Edith Ema y Germán. “Mi  madre falleció hace pocos años y mi padre,  tiene 94 años y vive aún en la casa donde pasé mi infancia, en Ciudad Jardín (Palomar) junto a mis tres hermanos, una de las cuales murió muy joven”.

    Víctor conserva recuerdos muy gratos de su infancia, tanto del jardín de infantes como de la escuela primaria, que cursó en el colegio alemán de ese  pintoresco barrio. “En mi casa solíamos hablar en alemán y como Ciudad Jardín fue fundado en 1944 por personas de ese origen, había allí una importante colectividad de habla alemana. De hecho, tanto yo como mis compañeros de colegio éramos argentinos de primera generación. Yo era particularmente bueno en lectura y escritura de ese idioma, tal vez haya sido ese el  motivo por el cual comencé a editar una pequeña revista en alemán en el 7° grado de la primaria. Pero antes, con tan solo 12 años de edad, ya había iniciado mi actividad periodística «editando» un pequeño diario que escribía a mano alzada y con papel carbónico para entregarle un ejemplar a mi padre y otro a mi madre”·

    Corría el año 1973 y la única manera de obtener información objetiva de lo que acontecía en nuestro país en medio de tanta violencia política, era escuchando Radio Colonia (Uruguay). “Pues bien, pese a mi corta edad yo también escuchaba la famosa voz de Ariel Delgado con su no menos famosa frase: «Hay más informaciones para este boletín» y anotaba lo más rápido posible todo lo que escuchaba sobre la Argentina: desde el clima y la violencia política hasta el retorno de Perón”.

    Pocos años después le apasionaba escuchar por la denominada onda corta, emisoras de radio del exterior. “Claro, hay que explicarle a los jóvenes que en aquel entonces el único modo de escuchar programas de radio del mundo era con una radio eléctrica, mi padre tenía una «Noblex 7 mares» y para sintonizar con buena definición había que hacerlo después de las 7 u 8 de la noche.   De este modo escuchaba con suma atención  Radio Moscú, La Habana, Pekín, La Voz de América, la BBC y otras para seguir las alternativas de la Guerra Fría. ¡Las noticias y posiciones de uno y otro bando eran apasionantes!”.

    Al finalizar la escuela primaria (año 1975) siguió estudiando en un colegio estatal  (el Rivadavia). “También seguí haciendo mi revistita alemana, que comencé a mandar a instituciones de la colectividad. ¡Para ese entonces, «Meine Idee» (Mi Idea) había trascendido las fronteras de mi barrio!  Y comencé a entrevistar a deportistas, artistas, políticos y otros personajes que venían de visita a la Argentina, cuyos datos recibía de la embajada alemana. Así, con mi enorme grabador a cinta, solía tomar el tren y el subte a la Capital para entrevistar a visitantes de la entonces Alemania Occidental. A los 17 años hice mi primer viaje a Alemania, donde permanecí 3 meses, uno de los cuales trabajé en una panadería para financiarme el viaje”. Durante los dos restantes meses fue invitado por varias de las personas   a las que había reporteado en Buenos Aires: ministros, diputados, secretarios de turismo, etc.  ¡Y fui entrevistado por varios medios; llamaba la atención que un argentino tan joven tuviese su propia revista en alemán! 

    En la actualidad dirige dos revistas técnicas, un periódico en el barrio El Cazador (que cumple 17 años) y una publicación que lanzó hace pocos meses en Escobar, de nombre «El Faro», con mucha información local.

    “En 1994 compré un terreno en El Cazador, donde construí mi casa. Conocía el barrio desde mi infancia. Ya de niño venía con mi familia a la famosa hostería, para merendar y visitar su pequeño zoológico. ¡Recuerdo aún muy bien al tucán y al monito! En la década del 90 me «interné» en El Cazador profundo, que no conocía, porque solo había que recorrer su calle principal, la Av. Kennedy, para llegar a la hostería. Me fascinó su densa vegetación, su arbolado (soy un apasionado de los árboles; en Ciudad Jardín había pertenecido a una Asociación del Arbolado Urbano, con la cual solíamos plantar diversas especies los fines de semana), las aves, liebres y la tranquilidad. No titubé en comprar un terreno de mil metros cuadrados a 9 mil pesos o dólares en aquel entonces”. 

    Sin lugar a dudas su hobby es editar revistas. “Siendo aun muy joven, un periodista del diario alemán que se editaba en la Argentina («ArgentinischesTageblatt») escribió sobre mí que tenía la cualidad de reconocer fácilmente los temas que le interesan a los lectores. Y humildemente creo que es así, ¡espero no equivocarme! – dice entre risas.

    A Víctor le gusta, en sus ratos libres, Permanecer en el parque, sentado en una reposera, debajo de un árbol y mirando su follaje, su copa. No le quedan sueños por cumplir. “En realidad no lo  tengo, soy una persona feliz haciendo lo que hago”.

    Tampoco tiene cosas de las cuales arrepentirse. “No, de joven pensé varias veces en emigrar a Alemania, pero cada vez que iba, retornaba. Tenía aquí mis actividades periodísticas que me daban gran placer y además extrañaba las cosas sencillas del país, hasta el «olor» del colectivo. Siendo argentino de primera generación, hubo una época en  que  me sentía a veces argentino y a veces alemán, estaba en Alemania y quería volver, y cuando estaba acá deseaba ir allá. ¡Era un problema! Pero con el correr de los años me fui asentando y pese a todos los problemas que tenemos, acá me siento bien. Alemania lo conozco muy bien, fui también varias veces a la entonces Alemania Oriental y a la Berlín comunista, ¡para mi era una aventura!…Pero, me quedaría a vivir en El Cazador. Es un pequeño paraíso verde en el que me siento muy bien, muy cómodo, es como estar de vacaciones en forma permanente.

    Sobre Escobar, Víctor recuerda la imagen que percibió al llegar y aunque reconoce el crecimiento apuesta a que aun tiene mucho que dar como región. “Cuando me radiqué aquí lo calificaba de «pueblo»; hoy no me atrevo a seguir utilizando ese término. Se ha transformado en una pequeña ciudad pero que conserva una atmósfera campechana. Escobar junto a Pilar son los distritos que mas han crecido en la Argentina en los últimos años aunque lamentablemente no se palpa un desarrollo en su infraestructura. Conserva los mismos accesos y caminos que casi cien años atrás. Y lo que nunca comprendí fue la falta de visión de los intendentes de transformar el área del Paraná y Luján en un polo turístico ecológico de excelencia. Durante la campaña electoral de 2015, durante un reportaje que le hice al entonces candidato Ariel Sujarchuk, le dije que si yo fuese jefe comunal lo primero que haría sería convocar a los mejores desarrolladores en infraestructura turística del país y del exterior para crear un polo turístico ecológico al nivel de Tigre, ¡sin tirar un solo árbol y respetando la vegetación autóctona! Cuántas fuentes de trabajo podrían crearse, cómo se podría disfrutar ese patrimonio único del Gran Buenos Aires, la riqueza que posee allí Escobar es incalculable y podría transformarnos fácilmente en un segundo Tigre”.  

     

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