EMOTIVO – El fútbol argentino volvió a unirse para rendir homenaje a una de sus figuras más queridas. En la previa del encuentro entre Vélez Sarsfield y Rosario Central, ambos clubes recordaron con profundo respeto a Miguel Ángel Russo, quien falleció recientemente dejando una huella imborrable en la historia del deporte nacional.
El estadio José Amalfitani vivió un clima especial desde antes del pitazo inicial. En el campo de juego, se colocaron los trofeos que Russo conquistó con ambas instituciones: el título del Clausura 2005 con Vélez y la recordada Copa Argentina 2018 con Central. Jugadores, dirigentes y cuerpos técnicos de los dos equipos participaron del homenaje, acompañados por un público que no ocultó su emoción.
Durante el minuto de silencio, la pantalla gigante del estadio proyectó imágenes de Russo dirigiendo, sonriendo y celebrando junto a sus planteles. Muchos hinchas llevaron banderas con frases como “Gracias Miguel” y “Eterno en nuestros corazones”. En la platea, se pudo ver a exjugadores que fueron dirigidos por él, entre ellos Fabián Cubero y Emiliano Vecchio, quienes no contuvieron las lágrimas.
Rosario Central, además, sumó un detalle especial: un parche con el nombre “Miguel Ángel Russo” bordado en la parte superior de su camiseta, justo debajo del escudo. “Es un símbolo de respeto a un hombre que nos dio valores, identidad y un título histórico”, señaló el capitán del Canalla antes del inicio del partido.
Desde Vélez, la dirigencia entregó a la familia del entrenador una plaqueta conmemorativa y una réplica del trofeo del Clausura 2005. En las tribunas, los aplausos se multiplicaron cuando el sonido del estadio reprodujo el famoso cántico “Olé, olé, olé, olé, Miguel, Miguel”. Fue un momento de pura emoción, donde la rivalidad deportiva quedó de lado para dar paso a la gratitud.
Russo dejó un legado enorme en el fútbol argentino, no solo por sus logros —incluido el título de Copa Libertadores 2007 con Boca Juniors—, sino por su estilo sereno, su compromiso con el trabajo y su capacidad para formar grupos humanos sólidos. “Miguel representaba lo mejor de este deporte: humildad, respeto y pasión”, expresó uno de los hinchas al salir del estadio.
El tributo culminó con una ovación que duró varios minutos y que unió a hinchas de ambos clubes. Fue una noche donde la pelota pasó a un segundo plano y el fútbol se vistió de luto, pero también de reconocimiento. Russo, el hombre que supo ganarse el cariño de todos, tuvo la despedida que merecía: con aplausos, emoción y una promesa compartida, la de mantener vivo su legado en cada cancha del país.