EN APOYO A CRISTINA KIRCHNER – Trabajadores del sector mecánico agremiados en el SMATA junto a agrupaciones kirchneristas como el Movimiento Evita cortaron esta tarde el tránsito sobre las principales autopistas del Gran Buenos Aires, para expresar su apoyo a la ex-presidente Cristina Kirchner, aguardando la definición de la Corte Suprema en la causa Vialidad, donde la presidente del PJ está procesada por corrupción. Al cierre de esta edición los jueces ya habían manifestado que rechazaron el recurso de queja y ratificaron la condena a 6 años de prisión contra Cristina Kirchner.
Ya desde horas cercanas al mediodía circulaban mensajes de WhatsApp anunciando los cortes, y convocando a los trabajadores a participar de ellos.
«Ahí, compañero, compañera, llamó el delegado general de Zona Norte para que convoquen al turno tarde directamente en la Panamericana y Henry Ford. Nos concentramos todos ahí, al turno tarde, que todavía no ingresó, que se concentre ahí. Por favor, empiecen a avisar para que todos vayan para allá», fue el mensaje divulgado en la empresa Lear.
«Buenas, ¿Cómo están? Buenas tardes para todos. El turno tarde no va a trabajar. Tenemos que estar a las 14.30 en Ford, en la empresa Ford. El gremio entró en estado de alerta y cese de actividades», fue el mensaje divulgado en la empresa Gestamp.
Ambas empresas son del partido de Escobar y participaron activamente en las movilizaciones.
La jornada de ayer se transformó en un verdadero cuello de botella para miles de automovilistas y usuarios del transporte público en el Gran Buenos Aires, a raíz de una serie de masivos cortes y movilizaciones estratégicamente ubicadas en las principales autopistas de acceso a la Ciudad de Buenos Aires. El caos vehicular fue la constante desde tempranas horas, reflejando la magnitud de la adhesión a la convocatoria. El punto más álgido se produjo, precisamente, en Panamericana y Henry Ford.
Con el sonido incesante de bombos, el humo de neumáticos en llamas y los distintivos verdes del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), los manifestantes de la zona norte fueron los primeros en hacerse sentir. Salieron de las puertas de sus empresas para ocupar de forma organizada y contundente los carriles de baja velocidad de la Autopista Panamericana, una de las arterias más transitadas del país.
Uno de los focos de protesta más intensos y prolongados se estableció en las inmediaciones del puente Henry Ford. Este punto neurálgico se convirtió en el epicentro de la disrupción vehicular. Según confirmaron fuentes sindicales a este medio, la medida no fue solo un corte de ruta, sino que implicó un abandono de tareas en las plantas industriales de la región, demostrando la adhesión de los trabajadores a la causa. El objetivo de estas acciones era claro y explícito: acompañar a los dirigentes gremiales que se dirigían a la sede del Partido Justicialista (PJ) Nacional en la ciudad de Buenos Aires. La meta era brindar un respaldo político contundente a Cristina Fernández de Kirchner ante la inminente decisión de la Corte Suprema, que mantenía en vilo a la militancia y a la dirigencia del oficialismo.
A esta imponente movilización de SMATA se sumaron, a lo largo de la mañana y la tarde, grupos identificados con el Movimiento Evita, amplificando el número de manifestantes y la extensión de los cortes. La situación se replicó en otros puntos neurálgicos, con manifestaciones registradas en los alrededores de la Autopista del Oeste, cerca del Camino del Buen Ayre, complicando aún más la fluidez del tránsito y generando demoras significativas para quienes intentaban acceder o salir de la capital.
La conflictividad se extendió a otra arteria vital para la circulación vial entre la Capital Federal y el Gran Buenos Aires: la Autopista Buenos Aires-La Plata. Esta vía tampoco fue ajena al descontento y al apoyo político a la expresidenta. Un piquete estratégicamente ubicado interrumpió la autovía con la alarmante imagen de neumáticos en llamas, generando no solo un impacto visual considerable, sino también una interrupción total del flujo vehicular en esa zona. Este grupo, aunque no superaba las 50 personas, mostraba su fervor con palos portando banderas blancas con la imagen de Cristina Kirchner y consignas políticas de campaña que resonaban en el ambiente. La ubicación no fue casual: el corte se instaló en el límite entre los partidos de Quilmes y Avellaneda, ambos distritos gobernados por intendentes kirchneristas, Mayra Mendoza y Jorge Ferraresi, respectivamente, lo que subraya la coordinación y el arraigo territorial de la protesta.
Más tarde, y sumando una capa de complejidad al panorama, un nuevo piquete se instaló sobre la Autopista Ricchieri, en el partido de Ezeiza, a la altura del predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Esta interrupción tuvo un impacto directo y preocupante en la circulación hacia el aeropuerto internacional Ministro Pistarini, conocido popularmente como Ezeiza, generando demoras y estrés para los viajeros. Lo más llamativo de este corte, que persistía cerca de las 17.00, fue la inusual inquietud que generó en el ámbito deportivo. Los jugadores de la Selección Argentina de fútbol se encontraban concentrados esa misma tarde en el predio de la AFA, a la espera del crucial partido que debían disputar a las 21.00 contra Colombia en el icónico estadio Monumental de River Plate. La posibilidad de que la protesta afectara el traslado del equipo añadió un matiz inesperado y de alta visibilidad a la jornada de movilizaciones.