Los barrios La Bota y Las Glorias, ubicados entre los partidos de Tigre y Escobar, se convirtieron en el epicentro de un reclamo ambiental que ya trasciende lo local. Vecinos autoconvocados, organizaciones barriales y agrupaciones ambientales vienen advirtiendo desde hace meses el impacto que proyectos inmobiliarios de gran escala pueden tener sobre zonas naturales que funcionan como verdaderos pulmones verdes para la región.
El conflicto se intensificó a partir de la presentación de un recurso de amparo contra las obras proyectadas sobre el predio de Chubut y La Bota, en Benavídez. La medida fue acompañada por reuniones con funcionarios municipales y provinciales, y logró un primer gran resultado:
la Justicia ordenó suspender de inmediato toda actividad constructiva, movimiento de suelo y tala en el terreno.

La resolución alcanza al municipio de Tigre y a las empresas Grupo Simetris S.A., Remax Platino II y Tizado Propiedades S.A., responsables de la intervención. Esta medida cautelar representa un revés para el intendente Julio Zamora, ya que el emprendimiento contaba con aval municipal. El objetivo del fallo es evitar cualquier alteración mientras se analiza el fondo del caso.
Un reclamo compartido por dos municipios

La preocupación de los vecinos no se limita a un solo barrio. La agrupación “Preserva La Bota” y “Cuidemos Las Glorias” articularon acciones conjuntas, mantuvieron reuniones con los municipios de Tigre y Escobar, y llevaron sus reclamos al Ministerio de Ambiente, aunque —según informaron— todavía no recibieron una respuesta formal.

“Esto no se trata solo de defender un pedazo de tierra. Estamos cuidando el equilibrio ambiental de toda la zona”, señalaron vecinos de La Bota, que también reclaman la falta de estudios de impacto ambiental serios y transparentes.
Desde Las Glorias, la advertencia es clara:
“El proyecto Fluminé amenaza al barrio, destruye un pulmón verde, altera la paz, aumenta drásticamente la densidad de población y no cumple con el código de urbanización vigente. No podemos permitir decisiones unilaterales que afecten nuestra calidad de vida”.
La respuesta ciudadana no se detiene
Además de la vía judicial, los vecinos impulsan campañas en redes sociales —a través de las cuentas @cuidemos_lasglorias y @preserva_labota— y un formulario digital de adhesión para sumar apoyos a la causa.

En paralelo, representantes barriales mantuvieron encuentros con la presidenta del Concejo Deliberante de Escobar y con la Secretaría de Infraestructura local, quienes manifestaron su preocupación y compromiso para seguir de cerca el tema.
Mientras tanto, en Tigre, el intendente firmó un decreto de suspensión temporal por 30 días en emprendimientos similares, aunque desde las agrupaciones ambientales advierten que “no es suficiente si no hay un cambio de fondo en las políticas de urbanización”.
Una lucha que trasciende fronteras barriales
Lo que comenzó como una alerta vecinal se transformó en una red de acción colectiva que une a dos municipios por un mismo reclamo: preservar el entorno natural y exigir que se respete la legislación vigente.
“Queremos que se escuche nuestra voz. Que se respete el ambiente. Que las decisiones se tomen con participación real de la comunidad”, remarcaron desde las agrupaciones.
El caso de La Bota y Las Glorias se suma a una serie de conflictos ambientales que se repiten en distintas zonas del conurbano norte, donde el avance de los emprendimientos privados choca con la necesidad de proteger humedales, bosques nativos y espacios verdes esenciales para el equilibrio ecológico.
Fuentes consultadas: organizaciones barriales, documentos judiciales, declaraciones públicas de agrupaciones ambientales, municipios de Tigre y Escobar, redes oficiales de las agrupaciones vecinales.
