EN EL CORAZÓN DE BELÉN DE ESCOBAR – Una taza de café puede ser muchas cosas: una pausa en medio del caos, un reencuentro con uno mismo, una charla entre amigos o simplemente ese impulso necesario para arrancar el día. En Escobar, ese momento tiene nombre propio: Paradigma, una cafetería de especialidad que no solo ofrece un buen café, sino que invita a redescubrir el ritual de tomarlo.
Ubicado sobre la Avenida Tapia de Cruz 652, a escasos metros de la plaza principal, este local se ha convertido en una parada casi obligatoria para quienes buscan algo más que una simple bebida caliente. Porque Paradigma propone una experiencia sensorial que empieza desde la puerta, cuando el aroma a café recién molido invade la vereda y atrapa incluso al peatón más distraído. “El café, como el mate, ya es parte de nuestra cultura”, asegura uno de los baristas a cargo. Y agrega: “Hubo un giro, una nueva vida en torno al café. Hoy hablamos de cafetería de especialidad, algo que llegó para quedarse y que la gente busca con entusiasmo”.
De lo clásico a lo moderno, sin perder el alma. En Paradigma, el cliente no se enfrenta a un menú snob ni a reglas estrictas. Todo lo contrario. “Si vos venís y me pedís un cortado, yo te entiendo. Acá podés hablar de flat white o decir simplemente ‘quiero un café con leche’ y te lo preparo, sin vueltas”, comenta Franco Marsico, mientras acomoda cuidadosamente el portafiltro en la máquina.
La filosofía es clara: adaptarse al cliente sin perder la esencia. Y eso se nota también en los detalles: las tazas siempre precalentadas, las proporciones exactas, la limpieza minuciosa del equipo antes de cada preparación. “Parece redundante, pero todo esto garantiza que cada café tenga el mismo sabor desde la mañana hasta la noche”.
El blend utilizado es otra joya de la casa: una mezcla pensada y armada por ellos mismos con granos de origen hondureño, brasileño y peruano. Un café balanceado, con notas dulces, cítricas y ese toque justo de amargor que no incomoda, sino que completa.
Muchas personas consideran que la combinación perfecta que manejan es el café sin apuro, pero con ritmo. Aunque el proceso parece pausado por la explicación que lo acompaña, el trabajo detrás de barra es intenso. “Esto es como un pulpo, trabajamos a veinte manos. Pero el resultado final es lo que importa: un café disfrutable, bien hecho, con dedicación”, explica Franco Marsico, mientras en la máquina se extrae el espresso doble con una crema perfecta.
En Paradigma, el café es arte, y como todo arte: tiene su técnica. Desde la temperatura exacta de la leche —“no puede superar los 65 grados para no romper sus proteínas”— hasta la invitación a degustar el café sin azúcar o edulcorante en el primer sorbo. “Quiero que sientan el sabor real de esta mezcla, lo que logramos al unir estos granos de distintos orígenes. Después, si le quieren poner azúcar, está perfecto. Pero primero, probalo así”.
Una propuesta local con corazón escobarense, va más allá del café, Paradigma también se destaca por su compromiso con el producto local. Las medialunas, cookies y otras delicias que acompañan las infusiones provienen de emprendimientos escobarenses, como la reconocida panadería “La Alemana”. “Todo lo que ofrecemos es elaboración propia o de productores locales. Eso también nos enorgullece”.
Además de poder sentarse en el salón a disfrutar del café, también hay opciones para llevar, en distintos tamaños, con promociones y combos. El objetivo: comodidad y calidad, sin importar dónde o cómo lo tomes.
Paradigma abre sus puertas de lunes a sábados, de 08.00 a 13.00 y de 16.00 a 20.00. En redes sociales se los puede encontrar como @Paradigma.cafetería, donde comparten novedades, promociones y, por supuesto, imágenes de esas tazas que no solo alimentan el cuerpo, sino también el alma.
En tiempos de inmediatez, Paradigma se planta como un pequeño oasis donde el café se toma con calma, con respeto, con cariño. Un lugar donde cada sorbo tiene sentido. Porque no es solo café: es un paradigma nuevo para empezar el día.