El misionero argentino, y ex estudiante del Colegio San Vicente de Paul, que lucha contra la pobreza en Madagascar, fue propusto por Eslovenia para el Premio Nobel de la Paz. La última visita a nuestro país fue en 2018.
El padre Pedro Pablo Opeka, miembro de la Congregación de la Misión (Padres Vicentinos), es un sacerdote argentino nacido en el partido de San Martín, hijo de Luis Opeka y María Marolt, inmigrantes eslovenos que llegaron a la Argentina en enero de 1948 escapando del régimen totalitario en Eslovenia de Tito.
De niño aprendió el oficio de albañil. A los quince años de edad decidió ser un sacerdote de la Iglesia católica y entró a la Congregación de la Misión (Padres Vicentinos-Lazaristas). Estudió en el colegio San Vicente de Paul en Escobar, luego vivió en Ramos Mejía e hizo el seminario interno en San Miguel.
Hace más de 50 años es misionero en Madagascar y fundó Akamasoa, un ex basural donde hoy viven más de 20 mil personas.
Según el gobierno esloveno, el padre Opeka y la comunidad de Akamasoa son el símbolo de un compromiso concreto y global en la lucha contra la pobreza, la marginación y la injusticia.
Por este motivo, el primer ministro del país de origen de Opeka, Janez Janša, lo propuso para el Premio Nobel de la Paz 2021. «Los esfuerzos humanitarios del misionero y sus colaboradores en Madagascar se han convertido en un proyecto de paz global en la lucha contra la pobreza, la marginación y la injusticia, para que los pobres de todo el mundo puedan llevar una vida digna», fundamentó.