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lunes, enero 13, 2025
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    Olga Suárez y un contingente de familiares de caídos en Malvinas visitaron el cementerio de Darwin

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    CHARTER HUMANITARIO – Luego de casi cinco años, 140 familiares de caídos en Malvinas durante el conflicto del Atlántico Sur, volvieron a las islas a homenajear a los que se encuentran enterrados en el cementerio de Darwin. Entre ellos viajaba una persona querida y especial, la garinense Olga Suárez y su hijo, viuda del héroe Juan Alberto Gómez quien murió el 2 de mayo de 1982 en las heladas aguas australes tras el hundimiento del A.R.A. General Belgrano.

    El grupo viajó en un Boeing 737 chárter de la empresa Andes hacia las Islas Malvinas que aterrizó en el aeropuerto de Monte Agradable para luego ser trasladado al cementerio de Darwin en donde se encuentran enterrados los restos de 238 de los 649 combatientes caídos durante el conflicto del Atlántico Sur ocurrida en 1982.

    En esta oportunidad, se ha priorizado a padres y madres de los héroes caídos en combate, a aquellos que no han viajado con antelación a las islas y, como novedad, se ha incorporado a familiares de caídos por el hundimiento del crucero ARA General Belgrano.

    El contingente, compuesto por 140 familiares, permaneció en el lugar 9 horas durante las que los integrantes recorrieron el lugar, visitaron el Cenotafio (monumento en homenaje a quienes perdieron la vida durante el conflicto) y pudieron tener un momento de recogimiento en recuerdo a sus afectos perdidos.

    Antes de su partida, dialogamos con Olga Suárez, quien nos contó: «viajamos a Malvinas con un contingente de familiares, papá, mamá, hijos y viudas. Vamos a honrar a nuestros héroes. Fue organizado por familiares y la Embajada de Gran Bretaña. Yo ya fui en el 2010, pero ahora voy a ir con mi hijo, que él fue el que no conoció a su papá. Así que va a pistar la isla. Es decir, nuestras islas Malvinas las va a pistar por primera vez mi hijo».

    Olga estaba embarazada cuando estalló la guerra, «de cuatro meses, él no conocía a su papá. Así que emociones encontradas, mucha adrenalina para encontrarnos con nuestros héroes».

    Relacionado al viaje, «tenemos que tomar dos aviones, uno hasta Río Grande y después otro que nos lleva directamente a la isla. Vamos a estar durante todo el día hasta más o menos las 5 de la tarde. Llegaremos a la isla tipo 9 de la mañana porque son dos horas y cuarto más o menos de Río Grande a las Islas Malvinas. Uno se tiene que preparar bien psicológicamente para estar ahí un ratito para que vean nuestros héroes que nosotros nunca lo vamos a olvidar. Y el pueblo argentino tampoco se tiene que olvidar de nuestros héroes».

    La corta duración de la visita, «alrededor de 5 horas en el cementerio de Darwin. Más horas no se puede estar, por los protocolos que tienen los ingleses y todo eso».

    «Muchas gracias al pueblo de Escobar porque me llevo muchas cositas que me dieron para poner en Malvinas. Porque ahí hay un cofre donde se puede poner todos los recuerdos que ese cofre se abre cada 10 años. Entonces la gente de Escobar me dieron presentes chiquititos porque no se pueden llevar muchas cosas grandes».

    «La verdad que voy con bastantes oraciones, muchos abrazos. Me llevo de un montón de gente un montón de abrazos y rezos para todos ellos. Así que voy a tratar de pasarles y honrar a nuestros héroes que ellos son los que merecen todo nuestro respeto, honor y gloria».

    Olga llevó la Rosa por la Paz en 2010, «y ahora Juan Carlos Pallarol me dio una hoja de rosa firmada por él para que la pongamos en la tumba que nosotros cerramos. Porque todavía hay 10 personas que todavía no tienen nombres. Solamente en su tumba dice, solo reconocido por Dios».

    «Y con nosotros va Geoffrey Cardozo, quien fue el que juntó después de la guerra todos los cadáveres y los enterró en fosas. Y ahí se hizo el cementerio hasta que en el año 2015 empezaron a hacer los ADN. Y los familiares se tuvieron que sacar sangre y todo eso para que tengan nuestros seres su nombre y apellido. Entonces hay muchas tumbas que ya tienen nombre y apellido, ya no son más NN. Entonces hay muchas historias de que, por ejemplo, cuando lo encontraron Araujo. Araujo estaba con su uniforme, digamos de militar, porque él era del Regimiento 7. Y bueno, su mamá lo fue a reconocer al cadáver. Le abrieron la tumba y vio a su hijo ahí. Así que imagínate la sensación después casi de 30 y pico de años lo reconocieron. Así que imagínate sus papás que ya están viejitos, muchos papás ya se murieron esperando a su hijo. Entonces muchas mamás van ahí, papás, hijos por primera vez. Así que son un montón de emociones encontrar. Muchísimas», finalizó Olga.

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