Días atrás fue inaugurado el paso bajo nivel de la calle Pablo Podestá en la ciudad de Belén de Escobar, donde se exhibe la obra de una artista del distrito: Miriam Casteletti. La obra, dos vitromosaico iguales, uno a cada lado del paso bajo nivel, representa el característico logo de la Municipalidad de Escobar.
Miriam Casteletti, que tiene su escuela de vitrofusión en la localidad de Matheu, cuenta que está muy orgullosa de esta labor. En diálogo con este medio Miriam confesó que se trató de un trabajo de «meses. La verdad es que fueron meses de trabajo en el taller. Creo que es uno de los pocos, si no es el único, vitromosaico en la vía pública tan grande. Fue un trabajo muy minucioso en el taller para después venir con alumnas que colaboraron (Daniela, Rosana, Andrea, Marina) y con Gastón, mi hijo, porque había que subirlo, porque es vidrio: se caía y nos olvidábamos del mural».
Además, cabe destacar que esta obra no sólo fue realizada con vidrio fundido, pintado y horneado, si no que da continuidad al proyecto de sustentabilidad que propone el Municipio. El material utilizado para su elaboración no ha sido comprado en la vidriería, todo fue reciclado y recuperado. Para lograrlo, «se forman placas de vidrio pintadas a mano, horneadas a 800 grados, después cortadas y puestas sobre la imagen. Otra particularidad que tiene, siguiendo un poco con la idea que tiene el municipio, es que todo es vidrio reciclado. Todo sobras de vidrio que fui juntando en la vía pública, o que me sobraban del taller. No se compró en la vidriería la placa de vidrio para hacerlo, es todo vidrio rescatado».
El vitromosaico representa una técnica artística para darle vida a los objetos a través de pequeños trozos de vidrio de color. Se puede ver la minuciosidad con la que fue elaborado por Miriam en los detalles, los colores y su superficie.
En relación a cómo llegó a dedicarse a este rubro, afirmó que «la veta artística siempre la tuve, apagada digamos, porque también soy docente de primer grado, muchos años, y ahí me explayaba un poco con la parte artística. De pronto me empezó a llamar la atención el vidrio y monté mi taller. Ya estoy jubilada como docente y tengo mi escuela de vitrofusión. Juego todo el tiempo, porque de eso se trata», destacó Miriam.
Cerrando, y contenta con la tarea cumplida, Casteletti aseveró que pese a que les tocó «una época de mucho frío para instalarlo, para mí es un orgullo porque es mi primera obra pública».