CRISIS SOCIAL – Miles de jóvenes marroquíes se movilizaron en distintas ciudades del país para exigir reformas estructurales. El movimiento “Gen Z 212”, impulsado desde redes sociales, denuncia el desempleo, el costo de vida y la falta de acceso a la educación. Las marchas comenzaron en Casablanca y Rabat, pero rápidamente se extendieron a otras regiones. Al principio fueron pacíficas, aunque derivaron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
El Ministerio del Interior informó que 263 agentes resultaron heridos y más de 400 manifestantes fueron detenidos. Organismos internacionales como Amnistía Internacional denunciaron un “uso desproporcionado de la fuerza” y reclamaron una investigación independiente. El detonante fue la muerte de dos jóvenes durante un operativo policial en Leqliaa, un hecho que, según el gobierno, ocurrió en defensa propia, pero que la población considera un exceso.
Ante la magnitud de las protestas, el primer ministro Aziz Akhannouch anunció un plan de diálogo con organizaciones juveniles y prometió más inversión en educación y vivienda. Sin embargo, los manifestantes aseguran que el problema es más profundo y reclaman un cambio político real.
El movimiento “Gen Z 212” simboliza a una generación que creció conectada a internet, influenciada por causas globales y menos temerosa a expresar su descontento. Expertos advierten que Marruecos enfrenta un desafío inédito: mantener la estabilidad en medio de un reclamo social masivo y descentralizado. Aunque el gobierno intenta contener la crisis, la presión internacional crece. El país, tradicionalmente visto como un ejemplo de estabilidad en el norte de África, atraviesa su mayor tensión interna en años, y el desenlace aún es incierto.
Marruecos enfrenta una ola de protestas juveniles encabezada por el movimiento “Gen Z 212”
