Ayer se cumplieron dos años de la muerte de Mariano Caña y tal vez porque nos negamos a pensar que ya no está más al servicio de la comunidad como Bombero Voluntario, como personal de Defensa Civil, y en tantos otros lugares donde colaboraba desinteresadamente, nuestra mente y nuestro corazón se puso en blanco.
Pero no, lamentablemente al iniciar el día caímos en la realidad: no era parte de un sueño, sino una cruel realidad que hizo que perdiéramos un gran hombre, joven y pujante, como lo era Mariano.
Tenía 48 años cuando falleció y había pasado gran parte de su vida en el cuartel de Bomberos, donde a los 14 años comenzó a trabajar para el bienestar de los vecinos. Llegó a obtener el grado de Comandante de Bomberos Voluntarios de Escobar, así como coordinador general de Defensa Civil.
Trabajó también en el Hospital Erill y en la Municipalidad de Escobar.
En la pandemia fue uno de los que estuvo enfrentándola y acompañando a los vecinos, lamentablemente una neumonía bilateral fue fulminante y terminó con su vida.
Volvimos a sentir lo mismo que hace dos años atrás, nos sumimos en el estupor y en la tristeza de saber que habíamos perdido a un amigo, a quien por circunstancias de las restricciones por covid no pudimos despedir. Tal vez sea ese el punto para que nuestra mente se niegue a pensar en su partida.
Mariano Caña dejó una huella imborrable en cada una de las personas que conoció, en su familia, en sus amigos y en sus compañeros de tareas.
Sigue costando pensar que ya no está más con nosotros.
Mariano Caña: a dos años de su partida
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