Lucio y Fernando se tomaron de la mano y están listos para partir hacia un lugar donde siempre serán felices. Un lugar donde no hay insultos, ni gritos, ni tristezas. Donde los golpes ya no duelen ni matan… Ese lugar donde todos somos iguales y no hay diferencias de raza, color, sexo, ni posición social.
Lucio esperó por unos días que Fernando tuviera justicia y así, juntos, viajarán hacia la eternidad, un lugar donde siempre habrá paz.
Lucio y Fernando: la imagen del día
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