Por Alejandro Cancelare.
La gran discusión que están produciendo a través de los medios el presidente Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal tendría fecha de finalización el último día hábil de febrero o la primera semana de marzo.
En una clara señal sobre cuáles son sus deseos, Macri dejó trascender en los medios que quería que los gobernadores oficialistas votaran junto con él en la misma fecha. Supuestamente se lo dijo a los gobernadores de Jujuy y de Mendoza, con los que se reunió en su lugar de descanso en Villa La Angostura, pero todos entendieron que el mensaje fue para el equipo de campaña bonaerense que, apoyado por los intendentes de Cambiemos, pretenden desdoblar y anticipar el día de las elecciones.
Con otros modales, y mucho más silenciosos, además, ambos parecen reeditar el combate que mantuvieron los Kirchner (Néstor o Cristina) con Felipe Solá y Daniel Scioli, a quienes le negaban cualquier posibilidad de despegue financiero.
En 2017 Vidal había ido hasta la Corte Suprema de Justicia para reclamar por la actualización del Fondo del Conurbano, congelado por Néstor para esclavizar a los gobernantes bonaerenses. Cuando los supremos le estaban por dar la razón, el gobierno utilizó ese posible acuerdo para forzar a un acuerdo a todos los gobernadores y así lanzar el Pacto Fiscal que nunca se pudo concretar.
Porque a pesar que la Provincia había renunciado a continuar con la demanda y le habían actualizado el monto a percibir, el mismo quedó desactualizado por la híper inflación del año que terminó. El presidente y su ministro de Hacienda siguen haciéndose los desentendidos y a pesar de los aprontes observados el año pasado para cubrir ese bache económico, todo está en veremos.
Es allí donde aparece también como presión la posibilidad del desdoblamiento, bancada políticamente por Sergio Massa en su deseo de generar una grieta más grande entre Macri y su pupila bonaerense.
Ella sabe, y lo dice, que de nada le serviría a ella un período más al frente de la gobernación si no sigue el actual jefe de Estado. Cualquier otro presidente le generaría más problemas que beneficios y la posibilidad de desdoblar la elección la propone “como una herramienta más que nos permita la victoria, no como un apriete”, expuso un dirigente de su confianza.
Mientras esto pasa, la gente tiene la cabeza dividida en las vacaciones y mira de reojo el futuro aumento de tarifa, lo que provocará una nueva movida legislativa opositora para frenarla.
Y en los municipios, la incertidumbre es mucho mayor. Para los peronistas, es un debate interminable el tema electoral, y fundamentalmente el desdoblamiento. Saben que ni Cristina ni a Massa le interesa ser jefe de estado bonaerense. Y los intendentes que se pueden perfilar, como Martín Insaurralde, no es confiable para muchos de sus colegas.
En cuanto a Cambiemos, la ausencia de una política territorial clara, fundamentalmente donde sus referentes son opositores, los expone a errores y resquemores que, cuando sea la época electoral, nadie sabe si se podrán suturar.