RECORREN EL PAÍS EN BICICLETA – Escobar fue testigo del paso de la Marea Azul, un grupo de ciclistas que pedalean con el objetivo de visibilizar y concientizar sobre el autismo y otras discapacidades. Este movimiento, que ha ido ganando fuerza a lo largo de los años, no solo promueve la inclusión sino que también demuestra que no existen límites cuando hay voluntad y compromiso.
El recorrido de la Marea Azul comenzó en el Monumento a la Bandera de Rosario el sábado al mediodía, y desde allí avanzó por diferentes localidades: San Nicolás, San Pedro, Zárate y, finalmente, Escobar. La travesía no estuvo exenta de dificultades, ya que los ciclistas no pudieron transitar por la autopista Buenos Aires-Rosario debido a disposiciones policiales, lo que los obligó a buscar caminos alternativos y pedalear en terrenos complicados como pasto, barro y agua. Sin embargo, su determinación los mantuvo firmes en su meta.
La Marea Azul no solo representa una causa relacionada con el autismo, sino que también integra a personas con diversas discapacidades, incluyendo ciclistas no videntes. «Nosotros venimos a hablar de autismo, pero en realidad todas las discapacidades acompañan y todas las discapacidades merecen ser vistas», expresaron los organizadores del evento.
La llegada a Escobar estuvo marcada por la emoción y el reconocimiento de los participantes. Fueron recibidos con la bendición del cura párroco de la comunidad, un gesto simbólico que les brindó energía para continuar. La comunidad local también tuvo la oportunidad de conocer de cerca a los ciclistas y su mensaje, invitándolos a sumarse a esta ola de concientización.
«Que empiecen a seguirnos, que empiecen a apoyar todo lo que es el autismo, que empiecen a apoyar a estos genios que son la verdad unos cracks pedaleando. Que se concienticen un poquito más y que busquen estar con ellos, apoyarlos y sentir sus necesidades», instaron desde la Marea Azul.
El Desafío Final: San Isidro
La travesía culminó en San Isidro, donde participaron más de 5.000 ciclistas. Con cada pedaleo, la Marea Azul demuestra que no hay barreras infranqueables y que el verdadero límite es la falta de compromiso y empatía.
Entre los participantes se destaca la voz de Martina, quien con gran entusiasmo declaró: «Yo pedaleo con mi mamá, pedaleando fuerza, yo voy adelante pedaleando fuerza, yo puedo pedaleando fuerza». Su mensaje, al igual que el de todo el grupo, es claro: la determinación y el trabajo en equipo pueden superar cualquier obstáculo.
Al despedirse, los integrantes de la Marea Azul lanzaron su grito de guerra, un lema que resume su espíritu: «¡No límites! ¡Marea Azul! ¡Por él unimos!». Un grito que invita a la reflexión y a la acción, recordándonos que la inclusión es una tarea de todos.