Juan Carlos Bolli, Protesista dental. Fue músico, chef, presidente y socio fundador de entidades. Le gusta la pesca con mosca,jugar al futbol y al golf. Se fue del país y volvió cuando volvió la democracia. Y aunque tiene amigos en todas partes sigue eligiendo Escobar.
Juan Carlos nació en el hospital Alvear de Capital Federal el 10 de marzo de 1954. Hijo de Carlos Alberto Bolli y Ángela Isidra González. “Mi papa era un bohemio. Era representante de artistas, Cuando vivía en Capital trabajaba en Radio El Mundo y mi mama en el Congreso. Después cuando volvieron a Campana mi papa empezó a trabajar en la Esso y mi mama quedo de ama de casa. Papa tenía un campito en Campana y los viernes nos íbamos a andar a caballo y ensillar el sulky para salir a pasear. Me acuerdo de la cancha de futbol 11, que tenía frente de casa. Me la pasaba jugando. Había un almacén enfrente y jugábamos por la Bidu Cola o la Crush. Mama me tenía que ir a buscar cuando oscurecía para que volviera a casa” (dice sonriendo).Me acuerdo de mi abuela, Bertolini, que fue directora de 3 escuelas en Campana, nos juntábamos con mis primos que venían de Salta y la abuela hacia zapallitos rellenos que le ponía picadillo de carne. Y eran re sabrosos (vuelve a sonreír). Tuve una infancia espectacular… Después estuve jugando en las inferiores de Villa Dalmine. Me gusta mucho el futbol. Soy de River”.
Juan Carlos estudiaba en el Normal de Campana y quedo libre. En 1970 su padre decide enviarlo a Escobar, porque aquí tenía un gran amigo. “Era “Pippo” Gigena, el director del colegio Belgrano. Viajábamos 7 desde Campana, todos los días en tren, Chevallier o el 228… Entre mis compañeros del Belgrano estaban, Estelita Bianco, Daniel Caveggia, el “flaco” Ronconi, Guillermo Ghezzi, Beatriz Cordani, el “bagre” Palacios, el “tano” Lambertino…”
Juan venia cada tanto a bailar a Kabuki, y también a Kings, porque allí iba a bailar Rosa María. “Un día me pegaron adentro del boliche. Salí corriendo, desesperado, y me fui para la terminal. Me subí a un colectivo cualquiera y le dije al chofer: “Sacame de acá porque me matan”. Termine en Garín, sin un peso. No sabía dónde estaba” (dice riendo).
Junto a Ricardo Magalaes, Charly Vilas, y el “enano” Maidana forma el grupo musical Laus Deo. “Gracias al Padre Fabri, ensayábamos en el Salón Parroquial. Venían un montón de pibes y chicas a escucharnos. Tocábamos rock progresivo, y hasta nos pagaban (vuelve a reír). Hacíamos cover de Vox Dei… Tocamos en la Fiesta de la Juventud, que se hacía en el Sportivo, fue una época muy linda”.
Curso en el Belgrano hasta tercer año y luego empezó la carrera de protesista dental, profesión que mantiene hasta hoy. En el colegio conoció a Rosa María Iacouzzi, con quien se puso de novio y en el año 1974 se casa y viene a vivir a Escobar. Juan tenía 20 años y Rosa 18. “Mi suegro dijo que con la musiquita no le iba a dar de comer a la hija y hasta ahí llegue con la banda (ríe)… Mi viejo también decía que el músico tenía que tener estomago chico y no tener familia (vuelve a reír) Acá en Escobar trabaje 8 meses con Pedro Piarrastegui y después me fui a Zárate, y más tarde en Escobar tuve 3 clínicas en sociedad con odontólogos”.
Juan tuvo 3 hijos: Ezequiel, Jeremías y Lucas. En el año 1988, gracias a Lucas, se fundó la Asociación de Padres y Amigos del Niño Neurológico de Escobar. “Hace 30 años atrás nos juntamos 5 matrimonios con la misma problemática. No encontrábamos un establecimiento donde tratar a nuestros hijos que presentaban discapacidades neurológicas severas… La comunidad nos ayudó muchísimo. Recuerdo que iba con los talonarios de entradas o colaboraciones a todos los negocios y todos colaboraban. La gente de Escobar es bárbara”. Juan Carlos fue el primer presidente de APANNE. Finalmente Lucas falleció a los 21 años. Ezequiel y Jeremías son odontólogos y tienen una clínica llamada San Lucas en honor a su hermano.
Fue socio fundador del Club Italiano de Escobar y candidato a intendente de Escobar en el año 87 por el Partido Intransigente. “En el 83, yo estaba viviendo en Europa, en la Toscana, y me volví. Me volví porque estaba desesperado por votar en mi país. Porque volvía la democracia. Y llegue un día más tarde, porque hubo un problema con los vuelos. Dimos una vuelta bárbara. Tardamos como dos días. Cuando volví ya había ganado Alfonsín. Yo en Italia estaba muy bien económicamente, y acá me agarro la híper inflación. Mi suegro (Canio Iacouzzi) siempre decía que él se había equivocado. Que se tendría que haber quedado a ver el crecimiento de Italia. Y yo pensaba: ¿No me ira a pasar lo mismo a mí? Y acá estamos: “Esperando el crecimiento” (dice entre risas). “Ahora estoy totalmente descreído de la política.”
Juan Carlos tuvo con Fernando Sureda el boliche bailable Oxido. Fue todo un éxito y sigue siendo recordado. En el 96 se recibió de chef en gastronomía. Actualmente le encanta ir todos los años de pesca junto a un grupo de amigos al Sur. “Nos vamos a pescar truchas. Mi gran compañero de pesca con mosca es Ivo Danelon. A los viejos compañeros de colegio se sumaron los profesionales de consultorios odontológicos, de Campana, Zárate, Pilar y los amigos de la pesca y los amigos de Smithfield Golf Club, en Zárate, donde jugué hasta hace 5 años. Tengo una parva de amigos. Algunos los conservo desde hace 40 años atrás”.
Juan Carlos habla de sus nietos y realmente el babero lo necesita el. «Mi hijo Jeremías tiene a Rocco de 9 meses y Ezequiel tiene a Santino y Ramiro, y están esperando a Caterina. Nos dicen “nono” y “nona”. El mayor viene a casa y le gusta quedarse el fin de semana. Vamos al cine. El otro día me quede sentado viendo dos horas y cuarto dibujos animados (dice entre risas). Al mediano le gusta mucho el fútbol. Con ellos la pasamos muy bien”.
Juan Carlos dice no arrepentirse de nada. “Volvería a hacer todo de la misma manera. No me iría jamás de Escobar. Me enojo casi todos los días por los pozos y las calles que no están bien mantenidas y porque nos faltan un montón de servicios. Pero no me iría de Escobar. Tengo toda mi familia acá. Mi esposa, mis hijos, mis nietos, mis amigos. ¿Adónde voy a ir? (vuelve a sonreír). Me gusta Escobar».