ORIENTE MEDIO – El conflicto en Medio Oriente sumó un nuevo capítulo tras los recientes bombardeos de Israel sobre Yemen. En operaciones aéreas realizadas en las gobernaciones de Sanaa y Al Jawf, al menos 46 personas perdieron la vida y 165 resultaron heridas, según fuentes locales. Entre las víctimas se contabilizan 31 trabajadores de prensa, lo que encendió alarmas internacionales por la vulnerabilidad de periodistas en zonas de guerra.
Israel justificó los ataques alegando que las bases alcanzadas eran utilizadas por grupos hutíes para almacenar armas y planificar ofensivas contra su territorio. Sin embargo, organizaciones humanitarias denunciaron que varios de los blancos fueron oficinas de medios y edificios residenciales. Naciones Unidas, a través de su relator especial para la libertad de expresión, calificó lo ocurrido como “una violación grave del derecho internacional” y pidió una investigación independiente.
La comunidad periodística internacional se movilizó de inmediato. La Federación Internacional de Periodistas emitió un comunicado en el que exigió protección urgente para quienes trabajan en terreno y advirtió que la región “se está convirtiendo en un agujero negro para la libertad de prensa”. A su vez, ONGs como Reporteros Sin Fronteras demandaron sanciones concretas contra quienes violen las convenciones que protegen a comunicadores en conflictos armados.
El gobierno yemení, debilitado tras años de guerra civil, aseguró que los ataques israelíes agravan la catástrofe humanitaria que ya padecen millones de ciudadanos. Desde Teherán, un aliado clave de los hutíes, se condenó la ofensiva y se advirtió que podría escalar la confrontación en toda la región. En paralelo, Estados Unidos pidió moderación, aunque no condenó explícitamente a Israel, lo que evidencia la compleja red de equilibrios diplomáticos en Medio Oriente.