Ayer se terminó con uno de los detalles que hacen particular al nuevo diseño de la edificación del gobierno local situada en el centro de Belén. En la torre que se erige en el centro de la fachada, se realizó la colocación de un reloj analógico circular, de color blanco y negro, que sigue el fiel estilo del proyecto original.
La puesta de este instrumento temporal, es uno de los últimos trabajos previos a la culminación de la obra de la ampliación. Esta renovación se hizo manteniendo la idea que había realizado el reconocido arquitecto Francisco Salamone, en épocas donde todavía las ciudades que componen el distrito pertenecían al partido de Pilar.
No solo se buscó como alusión al arquitecto la puesta del reloj en sí, sino que además se hizo al final, para mantener el ritual de su trabajo. “Es una característica de las obras de Salamone que la colocación del reloj sea la frutilla de las construcciones de edificios públicos”, explicó a este matutino el arquitecto Gastón D’ Aquino.
Asimismo, el trabajo de emplazamiento lo hicieron integrantes del mismo equipo de mantenimiento que se ocupa de los relojes de los palacios municipales realizados por Francisco Salamone.
El tamaño de este objeto del tiempo es de 1.80 metros de diámetro, y el cuadrante se conforma de un policarbonato blanco traslúcido que permite que en la noche se prendan unos reflectores. Esto es posible a través de un sistema timer. Además, tiene 14 artefactos de luz, y máquinas con GPS que habilitan la regulación propia, para que el reloj se ponga en hora solo.