¡FELIZ CUMPLEAÑOS MERCEDES! – Su nombre completo es Mercedes Rita (que no le gusta) Fernández. Nació en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, el 12 de enero de 1922. En un día como hoy, pero hace 102 años atrás Mercedes abría sus ojos al mundo, para tener una vida con alegrías y tristezas, pero hoy cumpliendo todas sus metas. La vecina que terminó sus estudios secundarios en diciembre del año pasado, es un ejemplo de perseverancia ante todas las adversidades.
Este multimedio tuvo el privilegio de entrevistarla en el Hoga de Ancianas Eva Perón, donde aún está residiendo hasta mudarse a una propiedad en el complejo Casa Propia-Casa Activa, en el barrio Stone de Belén de Escobar.
Contando su niñez, Mercedes afirmó que «Mi familia eran toda gente de campo. Nosotros criábamos animales, mi papá estaba en las quintas, mi mamá también. Después mi papá decidió vender la quinta y nos vinimos para Escobar. Yo era muy chiquita, pero lo decidió mi padre, que ahí no se podía, que no había gente, que él no podía vender mucha verdura… entonces nos vinimos a Escobar».
A la llegada a y para ganarse la vida, «mi papá empezó vendiendo verduras, hasta que tuvo una granja de patos y vendía. ¡Tuvimos tantos animales!, y a mí me gustaba mucho. Del colegio volvía corriendo, para ayudarle con los animales».
Pasado el tiempo, «mi mamá decidió irse a Capital a trabajar porque conoció a otro señor, entonces dejó a mi papá y mi papá me crió. Mi papá hizo todo por mi, me llevó al colegio, todo».
«Fui a la Escuela 14 que está frente al San Vicente. Ahí estudié. Mi papá me llevaba en el carro y era problemático porque era todo de barro».
Recordando su vida, Mercedes afirmó que cumplió «todos mis sueños. Me casé y tuve una nena que falleció, Milagros se llamaba. Me casé con Antonio Ayala, un hombre buenísimo pero tenía diabetes. Cuando me conoció me dijo ‘yo soy diabético’ y terminé poniéndole insulina, durmiendo en el hospital por estar con él, porque era sala de hombres. Fue una vida bastante brava. Dormía en el suelo por estar con él en el hospital, porque no se podía en ese tiempo entrar a la sala de hombres. Hasta que un día la dirección del hospital me dijo ‘bueno, entre a la sala. Cómo va a dormir en el suelo’. Pero no lo abandoné ni un instante. Se me murieron algunos animalitos porque corría, los cuidaba, volvía, pero no lo abandoné», contó respecto a la difícil situación con la delicada salud de su esposo, quien «al igual que mi papá, también está en el cementerio. Por eso recorro todo el cementerio buscando a todos los seres queridos. Los tengo a todos juntos ahí».
«Pasé un momento feo porque cuando murió mi esposo dejé mi casa, dejé muchas cosas y vine al Eva Perón porque estaba muy delgada, muy mal. Acá me dieron todo lo que necesitaba», dijo refiriéndose a su llegada al Hogar de Ancianas.
Pese a las situaciones adversas en su vida, Mercedes es una persona muy alegre: «Me gusta bailar, cantar, de jovencita -creo que tenía 13 años- iba al Club Boca, mi papá me iba a buscar. Iba a ver a los muchachos que cantaban e ir a bailar todo, tango, milonga, todo», una pasión que continúa hasta el día de hoy.
El fútbol también es parte de su vida. «Soy de Boca, fanática mal. Desde chiquita soy de Boca. Mi papá era de Independiente y yo le decía ‘a mí me gusta Boca'», contó risueña.
En el marco de su cumpleaños y pidiendo tres deseos al soplar las velitas, Mercedes quiere: «la casa que ya la tengo. Poder seguir viniendo al Eva Perón a ver a mis amigas, la gente, las asistentes, las enfermeras, todo el plantel del hogar que no lo puedo abandonar. Es como mi segunda familia, me cuesta mucho abandonarlos. Son parte de mi vida. Ahora estoy enloquecida por mi casa, pero tengo que tener un tiempo de adaptación».
El tercer deseo de Mercedes es «la tablet», que creemos que, de acuerdo a lo que nos contó un ‘pajarito’, hoy podría hacerse realidad.
Refiriéndose al Hogar de Ancianas Eva Perón es determinante: «Esta es mi famila, mis amigos, acá están todos. Ahora tengo gente allá en Casa Activa, yo me voy a hacer amiga de las chicas allá también y hay vecinas también. Es lo que me gusta».
Por último, Mercedes afirmó que aún le queda algo por cumplir: «Me gustaría más adelante, pero mucho más adelante, poder ver mi lugar de nacimiento: Venado Tuerto. No se si llegaré porque el viaje es muy largo y me cuesta», concluyó.
Mercedes es un claro ejemplo de que la edad no es determinante, ni impide cumplir sueños y metas. Es un gran ejemplo para toda la comunidad.
Esta santafecina que desde pequeña vino a nuestro distrito donde creció, se educó, se casó, pasó alegrías y tristezas, nos da mucho orgullo.
Por todo esto y más, desde este multimedio queremos desearle a Mercedes un «¡Muy feliz cumpleaños!», y que siga cumpliendo sueños.