Un emotivo homenaje a Diego Armando Maradona se llevó adelante ayer en la plaza Antonio Lambertuchi, con motivo de ser el día en que cumpliría 62 años. Allí se descubrió una estatua realizada por el reconocido artista escobarense Eduardo Noé. Estuvo el intendente interino, Carlos «Beto» Ramil, funcionarios municipales y mucho público que quiso demostrar su cariño por el mejor futbolista de todos los tiempos.
Entre los festejos se pasaron filmaciones con los momentos más emblemáticos del «barrilete cósmico» como jugador de fútbol, se contaron anécdotas de cómo se festejó la copa Mundial de México 86 y el el «Cufa» Mocoroa le dedicó una canción de su autoría.
También hubo chicos que realizaron ‘jueguitos’, dos artistas pintaron un cuadro de Diego, y la alegría de recordar al astro mundial con el cariño de la gente, que se supo ganar a fuerza de goles, gambetas y jugar hasta con ‘doble tobillo e infiltrado’ porque para él lo más importante era la camiseta de la Selección.
El coordinador general de Planificación Territorial y Espacios Públicos, Andrés Russo, destacó «lo que para todos nosotros fue ‘el Diego’. En la figura de él está representado el interés, el fervor y el espíritu de todos nosotros. Ese espíritu de lucha, el Diego en el piso, tirando pases, defendiendo siempre la jugada, defendiendo a sus compañeros, defendiendo la ‘patria grande’, siempre parado donde tenía que estar. Con ese gesto es que hoy estamos inaugurando esta obra monumental», pidiendo un aplauso para Eduardo Noé, autor de la escultura.
Por su parte el intendente interino, Carlos «Beto» Ramil, afirmó que «hoy estamos realizando un gran homenaje. ‘Al’ gran ídolo popular, que hoy cumpliría 62 años. Hace ya casi dos años que nos dejó físicamente, pero que en realidad está acá entre nosotros porque Diego Armando Maradona es un hombre del pueblo y siempre va a estar en el corazón de las y los argentinos y en el corazón del pueblo alrededor del mundo. Diego fue un gran ídolo deportivo, un gran ídolo futbolístico. Nos dio muchísimas alegrías a los argentinos en las canchas. Todos recordamos algún gol del Diego, hay goles que los gritamos no una, miles de veces. Ese partido del 86 ‘la mano de Dios’ y luego ese gol increíble que lo vimos millones de veces, toda la cancha cruzándola para realizar ese gol que tenía para los argentinos un poco de gusto a revancha. El gol a Brasil que nos llevó en el 90 a la final. Los goles que hizo en el Nápoli. Sufrimos en el 94 cuando el diablo metió la cola. Un gran ídolo futbolístico pero también un gran hombre fuera de la cancha. Un hombre con contradicciones, pero nadie puede decir que Diego era un hombre que decía lo que pensaba. Que hacía en función de lo decía, que vivía con pasión, que no especulaba, que se la jugaba, que le ponía el cuerpo a lo que decía. Así se construyó ese eterno y mutuo. El pueblo correspondió con un amor eterno».
Diego es eso, el que vemos en cada potrero, en cada uno de esos pibes que hacía jueguitos, en cada uno de esos pibes, esas pibas, llenos de sueños, esos sueños que veíamos en el Diego ‘Cebollita’ con el sueño de jugar un Mundial, pero fundamentalmente ese sueño que es el más importante, y parece simple, pero es tan simple como profundo, que es ser feliz jugando a la pelota. Y eso es lo que Diego les dejó y destacó a estos pibes, muchos que seguramente lo van a conocer a partir de esas anécdotas. Es un día muy emotivo. Estamos a poco de un Mundial y sabemos la pasión con que Diego vivía los mundiales, sabemos que Diego no se va a perder éste, que va a estar alentando desde algún lugar con la celeste y blanca y seguramente en algún gol de Messi, de Di María, vamos a ver al Diego empujándola», destacó.
La escultura, de tamaño natural, inspirada en Diego Maradona, en la época de los años 80, realizada en resina cementada. A diferencia de otras esculturas, está emplazada en una base de pasto natural, sobre un óvalo simulando un contorno de un espacio mundialista.
Al descubrir la escultura se escuchó de fondo el relato de Víctor Hugo Morales en el gol contra Inglaterra en el Mundial de México 86 con el que la Selección argentina se coronó campeona.