ASCENSO ARGENTINO – Gimnasia y Esgrima de Mendoza hizo historia al lograr el ascenso a la Primera División del fútbol argentino, cerrando una campaña que será recordada por su entrega, juego colectivo y convicción. El Lobo mendocino, que había quedado a las puertas del sueño la temporada pasada, supo levantarse con carácter y demostrar que el trabajo sostenido siempre tiene recompensa.
El equipo dirigido por Franco Biazotti fue un ejemplo de consistencia. A lo largo del torneo mostró una identidad clara, basada en la presión alta, la salida limpia desde el fondo y el juego asociado en ataque. Nombres como Santiago López, Tomás Giménez y Rodrigo Cucchi fueron fundamentales en una estructura sólida que combinó juventud, experiencia y ambición.
Después del golpe del año anterior —cuando perdió la final por el ascenso—, Gimnasia se reconstruyó sin perder su esencia: un club ordenado, con una hinchada fiel y una historia que lo respalda. En cada partido como local, el estadio Víctor Legrotaglie se transformó en una fiesta, y ese empuje fue clave para mantener el invicto en casa durante gran parte del campeonato.
El título no solo representa un logro deportivo, sino también una reivindicación institucional. En los últimos años, Gimnasia apostó por el crecimiento desde las divisiones inferiores y la inversión en infraestructura, pilares que hoy le permiten competir de igual a igual con los grandes del país.
El regreso del Lobo a la máxima categoría llega en uno de los momentos más importantes de su historia moderna. Con un proyecto serio y una idea de juego definida, el club mendocino demostró que se puede ganar sin traicionar un estilo. El ascenso, más que un premio, es la confirmación de un camino.
