REFLEXIONARIO – Hace un tiempo, comentamos que no hay emociones buenas y malas, sino funcionales o disfuncionales.
De todas podemos aprender.
Llegan para decirnos algo, que no siempre sabemos o podemos escuchar ….más allá de los oídos.
Cuando sentimos miedo, muchos caminos posibles se abren.
Concientizamos cuanto valoramos a alguien o un acontecimiento producido que tememos perder; evaluamos una amenaza real o imaginaria y quizás nos permitimos preguntarnos, qué podemos hacer ante ella; sentimos necesidad de un afecto, gesto, palabra, acompañamiento y no llega… porqué.
Y los miedos, muchas veces se acompañan de enojo, frustración, tristeza, etc.
Un coktail de emociones, muy comúnmente asociadas, o que van encadenándose.
Y la pregunta es : qué tengo que ver yo con todo esto? , por qué a mí?
Y la propuesta es : cómo puedo hacerme responsable y aceptando desafíos, comenzar a generar algún cambio. Deshacer y rehacer caminos.
Así como las emociones se entrelazan para una depresión o ansiedad, también pueden hacerlo para generar, construir, y vislumbrar la felicidad ,que sólo es responsabilidad nuestra, en el camino que decidimos recorrer.
Se trata de tener dificultades, y aprender de ellas. Siempre las habrá.
Esto nos fortalece. Más aún, cuando nos permite ayudar un hermano en el camino, que ha caído y ya sin fuerza, nos convoca… como también nosotros lo hicimos y hacemos.
Soy responsable de mi vida. Pido y acepto la ayuda necesaria, para enfrentar los miedos.
Aprendo de ellos, los valoro, los llamo por su nombre.
Construyo , creo, doy…..me alejo de ser un reactor de expectativas que aguardan todo el tiempo resultados. Esto es agotador.
Estoy hoy, en el único tiempo dónde puedo ser y hacer: el presente
Aceptamos el desafío y enfrentamos nuestros miedos?
No olvidemos que el ser creado, lo ha sido para trascender, precisamente en el acto único y sublime del amor.
Miremos más allá de la muralla de nuestras ambiciones mundanas, y encontraremos el cielo infinito de la esperanza.
Hasta pronto
FERNANDA BIGLIANI