SALUD PÚBLICA – Cada 21 de noviembre se celebra en Argentina el Día de la Enfermería, una fecha destinada a honrar y destacar a los trabajadores de la salud que están en la primera línea de atención sanitaria, arriesgando sus vidas en más de una ocasión, así como también fueron los pilares fundamentales en la atención durante la pandemia de coronavirus.
La elección de esta fecha hace honor a la fundación de la Federación de Asociaciones de Profesionales Católicos de Enfermería y en coincidencia con la celebración de Nuestra Señora de los Remedios o Virgen de los Remedios, considerada patrona de esta hermosa y abnegada profesión.
En ese marco, desde la dirección del Hospital Zonal General de Agudos Dr. Enrique E. Erill realizaron un pequeño pero emotivo acto celebrando a estos importantes efectores de la salud, además de agasajarlos con un almuerzo y obsequios.
El Licenciado David Graham disculpó la ausencia de dos de los directores por encontrarse en una reunión en La Plata, pero destacó «¡Gracias y Feliz Día para todos!. Para todos los que están presentes y los que no vamos a hacer unos sorteos con algunos presentes para celebrar de alguna forma distinta. Un gran aplauso para todos y ¡Gracias!».
Por su parte, el Licenciado Nicolás Del Mármol, asesor de dirección y jefe interino del Departamento de Enfermería, agradeció a la Cicop por la bebida, a la dirección por el almuerzo y los regalos. «Recién empezamos con ‘Euge’, acá está el equipo. La idea es ir mejorando algunas cosas. Lo que está bien lo dejamos y lo que no está tan bien ir corrigiéndolo con el tiempo. La idea nuestra es jerarquizar un poco la Enfermería, que viene un poco golpeada dentro y fuera del Erill».
«Felicidades a todos. Que estoy allá ya hace 32 años y es un trabajo duro. Somos la cara visible del hospital. Tenemos problemas y los dejamos afuera, adentro nos ponemos la camiseta. Es muy duro el trabajo. Nosotros estamos 24/7 todo el tiempo para y por el paciente. Los felicito y a seguir adelante», afirmó la coordinadora.
Luego llegó el tiempo de los festejos, que les dieron un poco de distención a la ardua tarea que diariamente pesa sobre sus espaldas.
Un poco de historia, de las guerras a la universidad
Al igual que otras disciplinas del campo de la salud, la formación en enfermería surgió fuera del espacio universitario. En sus comienzos, tenía un carácter más bien benéfico y empírico, relacionado con la necesidad de contar con su aporte frente a guerras, plagas y catástrofes.
Cecilia Grierson, la primera mujer en obtener un título de médica en Argentina, fundó en 1885 la primera escuela de enfermería del país y de América Latina, con el objetivo de que las enfermeras pudieran formarse de manera más sólida y sistemática. En ese período, a medida que la ciencia médica se afianzaba, los hospitales y asilos comenzaron a enfocarse más en la atención asistencial.
En sus inicios, la Escuela de Enfermeras y Enfermeros aceptaba a estudiantes de ambos géneros y, de hecho, había más hombres que mujeres. Sin embargo, en 1912 se intentó restringir la inscripción sólo a mujeres. Paralelamente, en varios hospitales del país se imitó el modelo europeo de atención, donde hasta ese momento hombres y mujeres eran atendidos en salas separadas por personal de su mismo sexo.
Pero en 1914, las enfermeras mujeres comenzaron a atender también a varones, marcando el inicio de un proceso de feminización de la profesión. Muchos justificaron este cambio con argumentos que atribuían a las mujeres una «aptitud natural» para cuidar, lo que llevó a orientar la formación de las enfermeras hacia un rol más caritativo y asistencial. Aunque en 1969 la escuela volvió a aceptar estudiantes de ambos sexos, la predominancia femenina ya era clara.
En nuestro país, las primeras universidades en incluirla fueron la Universidad Nacional del Litoral, que en 1939 creó la Escuela de Nurses y la Universidad Nacional de Tucumán, que en 1952 abrió la Escuela de Enfermería.