FEMICIDIO EN CAMPANA – Agustín Chiminelli reconoció el crimen ante el Tribunal y desligó a sus padres, también imputados por encubrimiento. La hermana de la víctima, Ana María Abbondanza, exigió condena: “El silencio también mata. La indiferencia también es cómplice”.
En la recta final del juicio por el brutal femicidio de Alejandra Abbondanza, el principal acusado, Agustín Chiminelli, hizo uso de sus últimas palabras ante el Tribunal Oral de Campana, donde reconoció ser el autor material del asesinato y pidió perdón a la familia de la víctima.
El veredicto, donde se conocerá la decisión de los jueces, se llevará a cabo el próximo viernes a las 12.00. Chiminelli enfrenta una posible condena de prisión perpetua.
El arrepentimiento del acusado
Durante la audiencia de este martes, Chiminelli manifestó su arrepentimiento y buscó exculpar a sus padres, Rubén Chiminelli y Liliana Sánchez, quienes también están enjuiciados por presunto encubrimiento.
“Quiero manifestar el dolor que tengo. Estuvo mal lo que hice. Quiero pedir perdón a la familia de Alejandra. Sé que es algo difícil, perdonar algo tan feo que pasó, pero estoy muy arrepentido de lo que hice, fue algo horrible”, declaró ante los jueces.
El acusado insistió en su versión de que actuó solo, desligando a sus progenitores: “Yo actué solo en todo momento, mis viejos no tienen nada que ver, son gente de bien, yo también lo era, pero la mala vida que llevaba me llevó a este desenlace tan horroroso”.
Chiminelli afronta no solo la acusación por el femicidio (por el que la fiscalía pidió la pena máxima), sino también por el abuso sexual de dos jóvenes, hechos que habrían ocurrido en la misma casa donde fue asesinada Alejandra.
El dramático pedido de justicia
Tras las palabras de Chiminelli, la hermana de la víctima, Ana María Abbondanza, se paró frente al tribunal para exigir justicia y dar un conmovedor testimonio sobre la complicidad en el crimen.
“Hace un año, Alejandra fue asesinada de forma brutal. No fue un impulso. No fue un error. Fue un acto atroz: la descuartizaron, la quemaron, intentaron hacerla desaparecer. Pero no pudieron. Porque Alejandra vive en cada persona que la amó”, expresó Ana María.
La hermana apuntó directamente contra los padres del acusado, señalados por la acusación de haber presenciado o encubierto el asesinato.
“El crimen no ocurrió en soledad. Esa noche, en esa casa, había adultos. Personas que escucharon, que vieron, que sabían. Personas que no hicieron nada… El silencio también mata. La indiferencia también es cómplice”, sentenció Ana María Abbondanza.
El reclamo fue claro: «La Justicia no puede mirar para otro lado. No puede aceptar que en una casa se cometa un crimen atroz y nadie sepa nada». El testimonio cerró con un mensaje contundente sobre el rol de la sentencia en la sociedad.
“Yo les pido, con todo lo que soy, que condenen a quienes callaron. Que reconozcan que el silencio fue parte del crimen. Que le den a Alejandra, a su hija, a nuestra familia, la reparación que merecemos”, reclamó.
