CRECIMIENTO – España se convirtió en la economía de mayor crecimiento de toda la eurozona durante 2025, con un aumento del PIB del 0,6 % en el último trimestre, muy por encima del promedio europeo del 0,2 %. En un continente marcado por la desaceleración y la incertidumbre, el país logró consolidar un modelo que combina turismo, inversión industrial y políticas migratorias activas. Expertos europeos consideran a España como un “caso testigo” sobre cómo sostener el crecimiento en tiempos de inflación, tensiones geopolíticas y mercados financieros volátiles.
El sector turístico se consolidó como la gran locomotora económica: los ingresos por visitantes extranjeros superaron los niveles prepandemia, impulsando consumo, empleo y producción en regiones como Andalucía, Cataluña y Baleares. Por otro lado, la inversión en la industria automotriz, especialmente en la fabricación de vehículos eléctricos, permitió atraer capital extranjero de Alemania, Estados Unidos y China, generando nuevos puestos de trabajo en sectores estratégicos.
En paralelo, la política migratoria flexible permitió cubrir vacantes en construcción, logística y servicios. Sin embargo, persisten desafíos: el desempleo juvenil sigue alto, y el costo de la vivienda se disparó en varias ciudades, lo que genera presión social. Los sindicatos advierten que es necesario aumentar los salarios para compensar la inflación y sostener la recuperación.
El gobierno de Pedro Sánchez intenta capitalizar este crecimiento como un logro político, mientras la oposición advierte sobre la fragilidad de un modelo basado en deuda y subsidios estatales. De cara a 2026, España deberá diversificar su economía, equilibrar la recuperación regional y mantener la competitividad industrial. En un contexto europeo donde Alemania y Francia muestran signos de estancamiento, España se posiciona como un ejemplo de resiliencia económica.
A pesar de los desafíos, los indicadores macroeconómicos muestran una recuperación sólida: el consumo privado crece, las exportaciones industriales se expanden y la inflación se mantiene bajo control. La combinación de turismo, industria y políticas activas de empleo han colocado al país en un lugar privilegiado en el tablero económico europeo, generando optimismo en mercados y analistas sobre la capacidad de España para sostener su crecimiento en los próximos años.
España demuestra que, pese a los riesgos globales y regionales, es posible equilibrar desarrollo económico, inversión estratégica y generación de empleo, convirtiéndose en un ejemplo para otros países de la eurozona que buscan un modelo de recuperación sostenible y resiliente.