EN CURSO – El equipo económico del Gobierno nacional puso en marcha una nueva etapa de gestión con el objetivo de reactivar la actividad productiva a través de una reducción en las tasas de interés, una mayor disponibilidad de crédito y señales claras hacia el sector privado.
Tras la estabilidad lograda en el frente cambiario, el Ministerio de Economía busca ahora dar un impulso al crecimiento mediante costos financieros más bajos y la reapertura del acceso al financiamiento externo para empresas, en un contexto de mejora del riesgo país y expectativas positivas en sectores estratégicos como oil & gas y energía, especialmente en torno a Vaca Muerta.
Menor tasa y alivio financiero
La primera señal del giro económico se dio en la última licitación de deuda, donde la Secretaría de Finanzas optó por renovar el 57% de los vencimientos y liberar alrededor de 5 billones de pesos. Según analistas de Wise Capital, la decisión responde a una estrategia de “normalización” del mercado financiero, privilegiando una baja de tasas —que se espera estabilice entre el 30% y el 40% TNA— antes que forzar la renovación total.
En paralelo, el Banco Central introdujo cambios en la regulación de encajes bancarios: desde el 1° de noviembre pasarán a calcularse de manera mensual, con un piso diario del 95%. Si bien el nivel de encajes se mantiene en 53%, el sistema bancario prevé cierto alivio en la operatoria. El desafío oficial, sin embargo, sigue siendo equilibrar la liquidez y evitar presiones sobre el dólar, que suelen intensificarse en períodos electorales.
El crédito comienza a mostrar señales de repunte
Tras la fuerte contracción registrada en septiembre —en plena etapa electoral—, el crédito al sector privado comenzó a recuperarse en octubre. Datos de la consultora EcoGo, elaborados a partir de información del BCRA, indican que los préstamos en pesos crecieron 1,3% en términos reales durante ese mes, revirtiendo la caída del 1% observada en septiembre.
Los préstamos con garantía real fueron los que mostraron mayor dinamismo, con un aumento del 5% real, mientras que el financiamiento total en moneda local aún representa el 8,7% del PBI, lejos del pico del 12,7% alcanzado en 2017. Esto, señalan los especialistas, deja margen para una expansión sostenida en los próximos meses si las condiciones de estabilidad se consolidan.
En conjunto, el crédito total —sumando pesos y dólares— trepó en octubre al 11,5% del PBI, su mayor nivel desde el año 2020. Aunque todavía se encuentra por debajo de los registros de 2016-2018, la tendencia marca una incipiente recuperación acompañada por la moderación de la inflación y la calma cambiaria.
El sistema financiero, que aún arrastra las secuelas de la crisis de 2019 y la pandemia, empieza a mostrar signos de recomposición. La expectativa del Gobierno es que, con tasas más bajas y acceso a capital externo, las empresas vuelvan a invertir y el crédito se consolide como motor de la reactivación económica.
