ADVERTENCIA – El Fondo Monetario Internacional (FMI) lanzó un mensaje con tono optimista, pero cargado de cautela: la economía global “resiste mejor de lo temido”, aunque los riesgos estructurales siguen presentes y podrían afectar la estabilidad financiera en 2026. Según su último informe, el crecimiento mundial rondará el 3 %, impulsado por la recuperación del empleo, la estabilidad de los precios energéticos y la recuperación de ciertos sectores industriales. Sin embargo, el organismo advierte que la deuda de muchos países sigue en niveles preocupantes y las tensiones geopolíticas podrían alterar las proyecciones económicas.
La directora del FMI, Kristalina Georgieva, explicó que, aunque la economía mundial esquivó una recesión generalizada, la situación sigue siendo delicada. Estados Unidos logró contener la inflación sin frenar demasiado el crecimiento, mientras Europa muestra signos de desaceleración y China busca estimular su economía con inversiones internas. América Latina enfrenta el desafío de mantener estabilidad fiscal en un contexto de lento crecimiento y alta presión social.
Uno de los principales focos de preocupación es la deuda pública global, que alcanzó niveles históricos tras la pandemia. Más de 40 países destinan más del 20 % de sus ingresos al pago de intereses, lo que limita la capacidad de inversión en educación, salud e infraestructura. Georgieva destacó que la cooperación internacional y la disciplina fiscal son clave para evitar una crisis de deuda que afecte a los mercados emergentes y a la economía global en general.
El informe también advierte que los riesgos comerciales y financieros persisten: posibles conflictos arancelarios, volatilidad en los precios de materias primas y cambios bruscos en los flujos de capital podrían generar nuevas tensiones. Además, los desastres climáticos y las crisis energéticas agregan incertidumbre sobre el crecimiento futuro.
A nivel regional, el FMI subraya que países como Argentina, Brasil y México deben enfocarse en políticas que generen confianza, incentiven la inversión y reduzcan la presión sobre los presupuestos públicos. El mensaje es claro: el mundo mejoró respecto de las previsiones negativas, pero el equilibrio sigue siendo frágil y cualquier error podría afectar a corto plazo a millones de personas.
En definitiva, el FMI reconoce avances, pero insiste en la prudencia global, recordando que el crecimiento económico no garantiza estabilidad si no se atienden los riesgos estructurales, la deuda y la cooperación internacional. El mundo está mejor que lo esperado, pero sigue caminando sobre terreno delicado y requiere medidas coordinadas para sostener la recuperación en los próximos años.