El 2 de Junio se celebra en todo el país el Día Nacional del Bombero Voluntario en conmemoración del aniversario de la creación del primer cuerpo de Argentina.
La historia comenzó el 2 de junio de 1884 cuando a raíz de un voraz incendio en La Boca, un vecino llamado Tomás Liberti y su hijo organizaron, junto a un grupo de personas del barrio, una cadena humana para apagar las llamas que amenazaban propagarse rápidamente en las construcciones aledañas. Así fue como este suceso dio nacimiento a la creación del primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios que hoy cumple 136 años de vida.
El Diario de Escobar quiso traer esta labor voluntaria y solidaria a nuestros días y entrevistó a una mujer y un hombre del Cuartel de Bomberos Voluntario de Garín.
Vanessa Rocha (35), madre de cinco niños, incluyendo un bebé de diez meses, y especialista en Psicología de la Emergencia.
“Al cuartel llegué a hacer mi tesis para recibirme de la carrera de Psicología, y hoy todavía estoy acá”.
Respecto a las actividades que realizan actualmente en el marco de la pandemia de Covid-19, Vanesa puntualizó: “Estamos acá desde el día 1, cada jornada tomándole la temperatura a la gente, le damos mate cocido, desinfectamos los cajeros, e ingresamos a desinfectar dentro de los bancos también. Todo lo que podemos hacer durante el día, lo hacemos”.
“Acá no cobramos nada; venimos porque amamos lo que hacemos, si bien nos cuesta dejar a la familia, pero también nos gusta ayudar a la gente. Hacemos lo que tenemos que hacer con mucha pasión”.
La servidora, quien además resulta ser no solo representante de la Psicología de la Emergencia en Garín, sino también a nivel país, detalló que se trata de una disciplina muy importante para los profesionales del rubro, ya que “ayudamos a contenernos entre nosotros y a bajar el estrés. El miedo está siempre presente en una emergencia”.
Consultada sobre su recuerdo más grato a lo largo de sus cinco años de permanencia, estableció que “cada servicio es lindo; cuando salimos a tomar la temperatura a las personas mayores, y todo lo que hacemos acá lo disfrutamos porque es lindo. Mi primer servicio siempre lo llevo conmigo”.
Para finalizar, en el marco de la celebración por su día, saludó y agradeció a las familias de los bomberos y a la suya propia: “Hay cosas que se pierden por estar en el cuartel, pero tratamos de hacernos el tiempo para estar en todos lados. Es difícil, pero estamos, y el aguante de la familia es lo más importante, porque sin ellos no podríamos, por eso el reconocimiento al bombero es también para su familia, que aguanta todo el tiempo que nosotros no estamos”.
Vanesa también saludó y agradeció al jefe del cuartel, “súper compañero de nosotros, nos banca está en cada atención que necesitamos, es muy solidario, y no lo digo porque es nuestro jefe, sino porque he conocido otros cuarteles y vuelvo a elegir a Garín, porque es lo mejor que tengo y estoy muy agradecida”.
Nicolás Chielli (36), casado, 2 hijas, policía de la Provincia de Buenos Aires, y es perito en la Brigada de Explosivos de San Isidro. Es bombero desde los 14 años.
“A los 5 o 6 años de edad me preguntaron que quería ser cuando fuera grande y contesté: Bombero. A los 9 años le planteé a mi mamá el deseo que tenía de ser bombero pero lógicamente quedó trunco porque ella no quería saber nada de eso. Pero a los catorce años logre que me firmara un permiso para que pudiera asistir a un cuartel de Bomberos.”
El bombero es una persona muy comprometida con su comunidad y tremendamente responsable porque el voluntariado de bomberos requiere de mucho profesionalismo. Ser bombero implica un voluntariado de 24 horas por 7 días, los 365 días del año.
“Esto es un estilo de vida. Una forma de vida que uno adopta. Muchas veces uno sacrifica cumpleaños, fiestas, reuniones con amigos o familiares, simplemente por nuestra vocación. Es algo con lo que se nace y se aprende a convivir. Creo que todos los bomberos podríamos dejar cualquier cosa de lado menos nuestro cuartel. Es una pasión.”
En 22 años de servicio Nicolas debe contar con buenos y malos momentos, con recuerdos tristes pero también felices. Al respecto cuenta: “Son muchos los buenos recuerdo porque cada momento que uno pasa en el cuartel te deja algo lindo. Si bien nosotros sabemos que cada vez que subimos al camión nunca vamos a ver algo lindo, vamos a ver a alguien que está sufriendo, que está pasando por un mal momento, por eso lo más importante es el compañerismo, la hermandad que hay entre bomberos. Al margen de la satisfacción que nos da cumplir con el deber, creo que los momentos que se comparten con la gente en el cuartel es lo que nos llena el alma. Y los recuerdos tristes, que cargamos en la mochila, son los de aquellos servicios donde se pierde una vida. Son momentos tristes y los guardamos para nosotros.”
Si bien la actividad principal con la que se los relaciona es combatir el fuego, estos servidores se dedican a la atención de incidentes con materiales peligrosos, manejo y control de derrames y desastres químicos, salvamento de personas, rescate en montaña, trabajos de altura y rescate en accidentes de tráfico entre otras.
“Hay una frase de hace muchos años que dice: Nada nos obliga sólo el dolor de los demás. A uno le llena el alma el Gracias, el ver que se pudo hacer algo, ver lo que se salvó en gran parte. Eso es lo que nos nutre día a día” – culmina diciendo Nicolás.