CRISIS LABORAL EN EL PARQUE INDUSTRIAL DE PILAR – Una nueva señal de alerta se encendió en el panorama económico argentino con el despido de casi 300 empleados por parte de la multinacional Kimberly Clark, que este sábado cerró de manera abrupta su planta en el Parque Industrial de Pilar. Los trabajadores, tomados por sorpresa, se concentraron frente a las instalaciones para manifestar su repudio y exigir la inmediata reincorporación.
Según relataron los afectados, la empresa había informado días atrás que la planta permanecería cerrada temporalmente por reformas. Sin embargo, lo que parecía ser una pausa operativa terminó en una dramática notificación: los telegramas de despido comenzaron a llegar el sábado, dejando a cientos de familias sin fuente de ingreso de un momento a otro.
Las protestas comenzaron esa misma jornada, con la instalación de una vigilia permanente frente a la planta y la organización de asambleas para definir los pasos a seguir. “Nos dijeron que era una pausa técnica y el sábado, sin previo aviso, nos llegó el despido. Esto es una traición”, afirmó uno de los voceros de los trabajadores.
La empresa, por su parte, ya habría desmantelado parte de las instalaciones, lo que refuerza los rumores de un cierre definitivo y complica aún más las posibilidades de una reincorporación. Hasta el momento, Kimberly Clark no ha emitido un comunicado oficial explicando las razones del cierre ni ha entablado negociaciones con los representantes gremiales.
El impacto de esta medida va más allá de lo económico: son casi 300 familias que quedaron sin sustento, en un contexto nacional marcado por la inflación, la caída del poder adquisitivo y el aumento del desempleo. Diversos sectores sindicales y sociales ya manifestaron su apoyo a los trabajadores despedidos, mientras se espera una intervención de las autoridades laborales para mediar en el conflicto.
La situación refleja con crudeza el deterioro del mercado laboral en sectores clave de la producción y la falta de garantías frente a decisiones empresariales unilaterales. Los trabajadores, mientras tanto, siguen firmes en su reclamo: volver a trabajar y que sus derechos sean respetados.