DESILUSIÓN – Racing soñaba con un cierre de temporada lleno de gloria. El equipo de Gustavo Costas venía con la ilusión intacta: peleaba el Clausura, avanzaba en la Copa Argentina y buscaba un lugar en la próxima Copa Libertadores. Sin embargo, en apenas unas semanas, todo se desmoronó. La Academia pasó de ser protagonista en todos los frentes a quedarse sin nada, dejando a sus hinchas con una sensación de vacío difícil de digerir.
La eliminación de la Libertadores fue el primer golpe. En un partido lleno de nervios, errores defensivos y falta de claridad, Racing quedó afuera en una serie que parecía controlada. Esa caída marcó un antes y un después en el ánimo del plantel, que no logró recuperarse a tiempo. A los pocos días, el golpe en la Copa Argentina terminó de desmoronar al equipo: un partido chato, sin reacción ni juego, dejó en evidencia la pérdida de confianza.
Y cuando parecía que al menos el torneo local podía servir para cerrar el año con algo de dignidad, llegó la confirmación más dura: Racing no logró meterse entre los clasificados a los playoffs del Clausura. El empate en la última fecha terminó sellando un desenlace que nadie imaginaba hace apenas un mes, cuando los de Avellaneda eran uno de los equipos más temidos del país.
En medio de todo, el futuro de Costas quedó bajo la lupa. Si bien el entrenador cuenta con respaldo por parte de la dirigencia y del vestuario, los resultados pusieron en duda la continuidad de su proyecto. A eso se suma la incertidumbre sobre varios jugadores que podrían dejar el club, lo que abre un panorama complejo de cara al 2026.
La Academia, que hace poco soñaba con volver a levantar un título, ahora enfrenta el desafío de reconstruirse. El golpe fue fuerte, pero el amor de su gente —esa hinchada que no abandona nunca— será clave para intentar levantarse. Porque si hay algo que Racing demostró a lo largo de su historia, es que incluso después de los golpes más duros, siempre encuentra la manera de volver a creer.
