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sábado, diciembre 14, 2024
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    Daniel Alberto Abal : Siempre se vuelve al primer amor

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    Estuvo más de veinte años fuera de la Argentina. Su trabajo lo llevó a vivir y recorrer varios países de América y de Europa. Volvió al país por cuatro meses, pero decidió quedarse aquí.  Siente que, de alguna manera, la gente de Escobar es como los elefantes: eligen donde morir.

    Daniel nació el 5 de agosto de 1956, en el Instituto Medico Antártida, de Capital Federal.  Hijo de Mario Abal, auditor en la aduana y de Elbia Eugenia Sosa, docente.  “Mamá daba clases particulares de taquigrafía en la academia de mi abuela Manuela. La abuela daba clases particulares de apoyo a la primaria y secundaria. Mi mamá fue fundadora de la Fray Luis Beltrán, la Media Nº2. Pero además dio clases en Maschwitz, Garín…Cuando yo todavía estaba en la escuela técnica la ayudaba a mama a dar clases de matemática”.

    La primaria la cursó en la escuela Nº 6 de Matheu;  entre sus compañeros, recuerda: “Nora Guereñu,  Graciela Di lisio, Liliana Zabala, María Petroco, Mario Fernández, Jorge Iglesias, Jorge Seara, mi maestra Odina Gaido, Yolanda Circosta, prima de mi papa, Inesita Circosta y Nuri Petrela. La secundaria la hice en la Escuela Técnica de Escobar, cuando todavía estaba en Sarmiento y Tapia de Cruz. Las  aulas eran de madera y habían sido donadas por el Ejército. El director era Igunet. Yo soy de la cuarta promoción.”

    Empezó a trabajar con uno de sus profesores, director de  control de calidad, en la empresa Hughes Toll. “Allí trabaje 15 años. Ahí conocí a mi esposa, Claudia Castañeira, madre de mis dos primeros hijos. Nicolás y Natalia. De Nicolás tengo un nieto, Axel, y de Natalia mi nieta Malena”

     

     

    Cuando sus hijos eran adolescentes, Daniel se separa. Intenta una nueva convivencia con Hilda, en Villa Ros. La pareja dura 5 años y de esa unión tuvo a su hija Brisa. Hoy, de 20 años.

    En el 93 viaja a los Estados Unidos. Estuvo  cuatro meses y después empezó a viajar, durante dos años, cada dos meses y se quedaba 15 días. A partir del 2000, como la empresa instalaba elementos en distintos países conoció Uruguay, Chile, la parte nordeste de Argentina, Venezuela, Puerto Rico, Colombia y parte de Canadá. “Después me fui a Europa. Allí estaba la sede, en España, a unos 200 kilómetros de Barcelona. Recorrí toda España, todo Portugal, norte de Italia, sur de Francia y en Marruecos, donde estuve trabajando 7 meses. Viajé mucho. La ciudad de Barcelona es una copia de Buenos Aires. Barcelona es hermosa sobre todo en Navidad toda iluminada. Conocí el Barza y tuve la suerte de ver en vivo a Messi, jugando.”

    En España vuelve a hacer pareja, en este caso con Audi,  y nace su hija Victoria. Por cuestiones de trabajo viajan juntos a Brasil, ya que Daniel continuaba siendo gerente técnico de Prodol.

    Volvió al país después de algo más de 20 años. “Escobar me dejó totalmente sorprendido. La primer diferencia de donde yo venía fue al tomar el colectivo, junté un montón de monedas  (dice sonriendo) y me dijeron que tenia que comprar una tarjeta SUBE  y que me servía para todo. Ni sabía qué era (ríe). En Brasil todavía están los inspectores que te cobran en el momento que subís. Eso si, la primer parte de los colectivos es para los que viajan gratis, los idosos, las personas de edad”.

     

    Daniel dice que Escobar lo sorprendió gratamente.

    “Yo recordaba que Escobar era sucio. Muchos papeles en el piso, muy desprolijo. Ahora esta todo limpio y es impresionante la cantidad de edificios nuevos que hay. Sin ir más lejos, el otro día me perdí en Escobar. Seguí andando un rato y me ubique donde estaba (ríe)… La plaza, por ejemplo, siempre fue linda, pero ahora esta hermosa.  Lo mismo pasa con Matheu.  Antes teníamos solo a la virgencita que pusieron y cuatro o cinco jueguitos frente a la comisaria. Cuando llegue toda esa zona no la podía conocer. Esta bárbara.  Y esta hermoso todo el polideportivo. Ya fui a jugar al tenis allí… Tengo un dron y estoy filmando mi Matheu desde el aire y veo partes que ni conocía. He visto un avance demográfico muy grande. Hay que dar cuarenta vueltas para estacionar (dice sonriendo y agrega: ”Y también hay un avance urbanístico muy grande. Cuando me fui de acá, el lugar mas lindo de la provincia era San Isidro, hoy Escobar, y al paso que va, no tiene nada que envidiarle”.

    Cuando vivía aquí, Daniel, que es electromecánico,  había hecho hasta tercer año de Ingeniería en General Pacheco, En Brasil pudo realizar un curso por Internet. “Son a distancia, y muy caros. Te anotas y ellos te dan toda la información sobre lo que te van a tomar. Cuando te sentís  capaz, la rendís por Internet. Si sacas más de 800 puntos, te dan un turno para rendir esa misma materia de manera presencial. Así fui metiendo materias y el año pasado presente con otro muchacho la tesis y todavía esta en estudio.  Si esta correcta, ya puedo ir a buscar mi titulo de Ingeniero en meca trónica.  Porque la ingeniería paso de ser eléctrica a electrónica. Para fin de año tengo que ir a buscar mi titulo, validarlo allá y acá. ”

    Daniel es piloto de avión. Durante la primera comisión del  viejo Aeroclub de Escobar, Pedrito Gadda era el presidente, Walter Spavioli , el vice-presidente y Daniel  era el secretario del club. “Nosotros copiábamos todo el reglamento, estatuto,  del aeroclub de Morón.  Lo escribí todo de puño y letra. Días atrás cuando fui a visitarlos me quede con la boca abierta. Está hermoso.  Encima me mostraron ese primer libro del club, escrito por mi.”

    Daniel tiene dos hermanos, el Mayor Sergio y el menor Fabio. “Mario, fue director de varios hospitales y hoy es médico en Lincoln y le va muy bien. Es una ciudad cerca de Junín. Una ciudad bien de campo. Y Fabio es contador en Capital Federal, pero viene los fines de semana a Matheu a ver a mi mama”.

     

    Daniel volvió al país por cuatro meses, pero decidió quedarse aquí. “No me vuelvo a ir. Siempre fui un enamorado de Escobar. Me estoy readaptando a mis orígenes. Y ahora soy como los elefantes que vuelven  morir a su terruño. Me falta poco para jubilarme.  Y ahora aprendí que no necesito mucho para disfrutar. Uno primero esta en la fase de disfrutar con, y entonces necesitas plata, cosas…Ahora le sume otra palabra: disfrutar con quien. Ahora quiero estar con mi vieja, cuidarla, pasar un tiempo con ella. Y quedarme aquí”.

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