15 AÑOS DE PRISION- La Cámara de Casación ratificó la condena de 15 años de prisión contra un expolicía de Pilar por haber violado durante varios años a una de sus hijas, desde que la niña tenía cuatro años.
Así lo había decidido en el mes de julio el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro encabezado por Alberto Ortolani, quien encontró culpable a Emanuel Emiliano Ulises Suárez de los delitos de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y por tratarse de una menor de edad.
El condenado tiene hoy 42 años y perteneció a Policía Local de Pilar (U.P.P.L.). De acuerdo a la conclusión del Tribunal, durante varios años atacó sexualmente a una de su hijas, que padece un retraso madurativo, a quien manoseaba y violaba reiteradamente.
El pasado 30 de noviembre la Cámara de Casación ratificó el fallo condenatorio de primera instancia que lo encontró culpable de los delitos de «abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y por tratarse de una menor de 18 años de edad aprovechándose de la situación de convivencia preexistente con la misma y Abuso sexual con acceso carnal agravado por el uso de armas».
La reciente sentencia además ordena la revocación del arresto domiciliario que cumplía como medida morigeradora, tras imponerse en su contra la prisión preventiva dictada por el Juez de Garantías.
Tal como consta en la causa, los abusos contra la niña comenzaron cuando ésta tenía entre 4 y 5 años y se prolongaron hasta los 12.
Los ataques sexuales, según el relato de la propia víctima en Cámara Gessell, se dieron en dos domicilios del barrio pilarense de Agustoni, uno ubicado en la calle Costa Rica y otro en la calle Paraguay.
De acuerdo con la conclusión de los Jueces, “ha quedado acreditado con idéntico nivel de certidumbre que los abusos sexuales se venían sucediendo en forma continuada” desde que la menor “tenía entre 4 y 5 años de edad, es decir, entre los años 2009 y 2010”.
De la sentencia se desprende que el acusado ultrajaba a la nena encerrándola en un cuarto, en general cuando volvía de la escuela, además de obligarla a ver pornografía. Luego, la amenazaba diciéndole que si contaba algo de lo sucedido mataría a toda su familia con el arma reglamentaria.
No obstante, con la ayuda de uno de sus hermanos la víctima decidió contarle el infierno por el que atravesaba a su madre.
Consternada por la situación, la mujer le pidió explicaciones a su marido, que negó todo. De todas maneras, siempre confiando en la palabra de la víctima, la progenitora tomó a sus hijos y se fue a vivir a la casa de su madre. Desde allí y asesorada por los directivos del colegio al que acudía la niña, decidió hacer la denuncia judicial.
El sentenciado aseguró durante todo el proceso que la denuncia en su contra era “falsa” y que la mujer la hizo “por despecho y capricho”, dado que él, una vez separados, había comenzado a salir con otra mujer.
Sin embargo, al fundamentar su veredicto, el juez subrayó la relevancia de la prueba médica y psicológica que confirmó la credibilidad de los testimonios. Consideró la corta edad de la víctima al inicio de los abusos, su retraso madurativo y la prolongada duración de los ataques. Además, resaltó la condición de funcionario policial de Suárez, destacando que su deber era proteger a la comunidad y no abusar de ella.
La Cámara de Casación con las firmas de los doctores Daniel Carral y Ricardo Maidana, además, decidió finalmente que el individuo cumpla la pena en la cárcel, teniendo en cuenta que hasta el momento gozaba de prisión domiciliaria en una casa de Pilar.