CONTINÚAN LOS RECLAMOS – No es una novedad que los vecinos de la calle Islandia luchan para que la obra se pueda finalizar de una vez, y es así como nuevamente El Diario se reunió con los frentistas afectados. Al consultar sobre el progreso, Andrés confirmó que «pese a que se estaba realizando la obra, se dejó de asfaltar. Nosotros empujamos mucho con el Municipio para que se hiciera la obra en la calle Islandia, pero vecinos del barrio ‘Las Chacras’, pusieron un recurso de amparo que fue tomado por un juzgado en Campana. Por suerte, después de varios meses de trabajar con la insistencia, se pudo levantar ese amparo. Ahora estamos esperando que comiencen nuevamente las obras», comentó.
Cabe destacar que este tipo de trabajos son fundamentales, no sólo por la calidad de vida de los vecinos, sino que «los que vivimos sobre esta calle, realmente sufrimos todos los días. La tierra que vuela por la cantidad de autos que pasan, camiones. Desde que me mudé, hace cuatro años que lo único que hago es limpiar, todo el tiempo. Regar la calle, porque pasaban camiones de ‘El Ombú’ y otro tipo de camiones de materiales, que muchas veces también perjudicaban a las casas. Por el peso de los transportes, generan mucho movimiento y se quiebran algunas estructuras. A los conductores, no les importaba la velocidad. Gracias a Dios están pasando menos. Antes había reductores de velocidad, pero luego fueron retirados», aseguró Cecilia.
Asimismo, comentan que la calle General Paz fue hecha por los vecinos. «Hoy en día está toda rota, porque comenzaron a circular camiones. Muchas veces nos tenemos que tirar de costado, sino nos pasan por arriba. Es un peligro, podría llegar a pasar algo grave y después nos vamos a terminar agarrando la cabeza. Hay que hacer algo urgente, mucha gente viene de trabajar y circula por la calle. No tenemos veredas y hay autos que andan a alta velocidad».
Al ser consultados por el crecimiento demográfico, Andrés explicó: «la verdad es que la zona fue creciendo mucho más rápido de lo que se pudieron resolver las cuestiones de infraestructura. Mucha gente migró de la Capital a Escobar, Pilar y otras zonas del Gran Buenos Aires. Se generaron barrios nuevos y lugares para que la gente pueda construir sus hogares, pero sin cloacas, agua de red, red de gas y un montón de cosas como también lo son las calles asfaltadas. Los barrios tuvieron que resolver ellos mismos estos factores y, ahora, estamos peleando para que el asfalto se pueda hacer y se pueda transitar. Porque esto es parte del progreso y el progreso no es querer tapar el sol con un dedo. Hoy, asfalto sobre Islandia no sólo es un tema de calidad de vida, sino también de seguridad. Es poder hacer que, en caso de lluvia, una ambulancia pueda llegar al lugar en tiempo y forma. En caso de un incendio, un auto-bomba pueda venir en tiempo y forma, que la policía pueda transitar por la calle Islandia sin caerse en un pozo. Por eso es que nosotros estamos peleando por el asfalto».
Si bien aseguran que, como vecinos, pueden hacer ‘poca fuerza’ ante un juzgado o una medida cautelar, cuentan con el respaldo del municipio local. «Juntamos firmas, escribimos cartas a la jueza intentando hacerle entender que su medida nos afectaba a todos los vecinos de todos los barrios que vivimos sobre Islandia. Tomar una medida desde un escritorio en Campana o en Zárate, sin saber cómo eso afecta a tantas familias, a nosotros nos pareció una injusticia», y continuó: «por eso era importante hacerle ver su medida, en un momento tuvimos que tomar la decisión de cortar una calle en forma de visibilizar el reclamo de tantos vecinos. Sino, la verdad que veíamos que éramos invisibles ante algunas partes del municipio y la sociedad en sí. Tratamos de dialogar, invitamos a reuniones para que sea una solución para ambas partes. Ellos estaban preocupados por el impacto ambiental que podía tener el asfalto sobre la calle Islandia y la verdad es que se demostró que no hay impacto, sino por el contrario. Va a mejorar en todo lo que tiene que ver con lo que es desagües. Islandia es una calle con una pendiente muy pronunciada desde Belén de Escobar hasta Maschwitz, muchos metros de diferencia de altura, el agua escurre con mucha fuerza y lo que necesitamos es que se canalice esa agua de lluvia y, esa obra se va a hacer junto al asfalto, eso fue lo que hablamos con el municipio, además de reductores, señalizaciones, tomar medidas para que Islandia no sea una pista de carreras».
Sin lugar a dudas, una constante fue repetir que «no es solo un tema de comodidad», como si uno no tuviera el derecho de tener una calle asfaltada. Pese a ello «se trata de asfaltar por un problema de salud. Hubo familias con chicos con asma, personas mayores con EPOC y tuvieron que mudarse. Se veían muy afectadas con el polvo sobre el perímetro del barrio. Estar viviendo así no se disfruta, vivo llena de tierra y me hace mal a mi salud, soy una persona grande. Lo sufro y lo padezco todos los días», relató Cecilia.
Finalmente, María Isabel «Coca», argumentó que no sólo se trata de asfaltar la calle. Sino que también se debería mejorar el barrio en otros aspectos. «Habría que poner cámaras de seguridad, lo que más me interesa es que no haya inconvenientes para ninguno. Por los accidentes, al tener una calle asfaltada, uno va a ir un poquito más rápido, por eso hay que tomar medidas para que disminuyan la velocidad. Nosotros vamos a seguir hasta donde podamos», aclaró.
Cabe destacar que Islandia no tiene veredas y hay muchos trabajadores que circulan en bicicleta o caminando. «Usando la calle en tan mal estado, corren el riesgo que sean chocados por alguien. Durante la noche, no tiene iluminación, no tiene veredas, los desagües son zanjas muy pronunciadas y ya pasó que un trabajador de una empresa de seguridad, saliendo del barrio una madrugada, sufrió un accidente y murió al ser chocado por un auto. Y esas cosas no queremos que pasen. Por eso pedimos que se hagan las veredas, se asfalte la calle y se coloquen los desagües», sentenció.
La calle Islandia, un verdadero dolor de cabeza para los vecinos.