Ayer por la mañana, una gruesa columna de humo salía de un predio ubicado en avenida Inmigrantes y Saavedra. Alertados los Bomberos Voluntarios, hasta allí acudieron el móvil A-24 a cargo del Suboficial Pablo Martínez y un móvil del Destacamento N° 1 de Matheu, a cargo del Suboficial Fabián Sosa, quienes trabajaron en colaboración en la extinción de las llamas generadas en un montículo de cubiertas.
El efecto nocivo causado por la quema de neumáticos tiene dos componentes: uno, sobre las personas, y otro, sobre el ambiente. Al quemarse, emana monóxido de carbono, dióxido de carbono y dióxido de azufre. «Los tres son gases irritantes y actúan a nivel de los pulmones, las vías respiratorias y las mucosas expuestas». Por ejemplo, pueden producir crisis asmáticas, asfixia, ardor en la garganta, ganas de toser, hinchazón en la boca o incluso conjuntivitis química. Igualmente, podría generar secreciones en la nariz y a nivel de los pulmones.
Pero la combustión de llantas también arroja al aire metales pesados, es decir contaminantes orgánicos permanentes que no van a desaparecer fácilmente y que también son irritantes para la salud de la población.
Los más afectados serán los niños, los adultos mayores y las mascotas, que igual que las personas inhalan el humo y pueden hacer cuadros de neumonía, dermatitis y reacciones en la boca, oreja y nariz.
El medio ambiente también es afectado cuando se queman llantas. Un experto en medio ambiente comentó a este medio que «todos los químicos y los metales, al mezclarse con el agua, son depositados en el suelo y lo vuelve ácido, cambiando así su estructura».