FUERTE INCREMENTO – Javier Guiraldes, vicepresidente de la Federación de Panaderos de la provincia de Buenos Aires, dialogó con este medio sobre el aumento del pan. Desde este lunes, en Escobar el kilogramo de pan se vende a $1.300 y, en algunas panaderías, se puede ver hasta en $1.500.
El incremento de cada producto de la canasta básica alimentaria provoca en nuestros bolsillos un agujero imposible de llenar. Ayer por la mañana algunos vecinos se encontraron con la suba del precio del kilogramo de pan, consiguiéndose en algunos casos a $1.200 o $1.300.
Con esa inquietud, nos pusimos en contacto con el vicepresidente de la Federación de Panaderos de la provincia de Buenos Aires, quien justificó el incremento a los costos de la materia prima.
Guiraldes fue claro al destacar las causas del aumento del producto. «El precio tiene que ver un poco con la inflación que venimos teniendo. Creo que es a nivel general».
«En principio arreglamos un número, luego se subió a $750, pero tené en cuenta que son números a partir de una harina subsidiada, que no es el 100 por 100. Lo que tenés hoy por hoy es un costo de distintas panaderías que las que no reciben harina subsidiada hacen un promedio y tenés un costo de pan, que sacamos con nuestros economistas, de entre $1.100/$1.200, que es lo que da dependiendo de la panadería. Si tiene un empleado, dos o tres empleados en el mostrador, el servicio es de mejor calidad y aumenta el costo».
Con relación a la variación de precios entre una panadería y otra, definió que «no llega la harina subsidiada a todas las panaderías. Tenés harina subsidiada de tres ceros y el panadero muchas veces trabaja con cuatro ceros. Son diferentes niveles de gluten. La harina subsidiada es la que tienen menor gluten. Si querés comprar un pan con mejor calidad tenés que comprar uno hecho con harina de mejor calidad, ahí se incrementa el precio».
El precio de pan, «depende la materia prima que le pongan. Tenés pan casero que lleva grasa y hoy ha sufrido un aumento muy grande de lo que es grasa. Todo pan que lleve grasa va a salir mucho más caro. En líneas generales está entre $1.100 y $1.300 el kilo. Encontrás panaderías con harina subsididada, pero son diferentes calidad de panes».
En referencia al precio de las facturas, «se trabaja con harina cuatro ceros, que está fuera de subsidio. Entra margarinas, mantecas, depende el panadero con qué lo produzca. Está alrededor de $3.000 o $2.800 y si las hacen con manteca obviamente está mucho más».
Sobre las charlas con el Gobierno, «nos llaman contínuamente para ver cómo podemos hacer para tener un ‘precio justo’ para que llegue el pan a la mesa de los argentinos. Tratamos de conseguir la mayor cantidad de harina subsidiada, derivarla a los centros de panaderos de las cada zona como para poder paliar el precio, tirando hacia abajo. Si no tuviéramos la harina subsidiada estaríamos hablando de $2.000 el kilo».
En relación a los aumentos imponderables de las materias primas utilizadas, «sin dudas estamos pasando momentos complicados porque tenemos que estar sacando permanentemente los costos. Porque no es solamente la harina, es la levadura, el packaging, tenemos aumento de combustible y me debo de estar olvidando de otros aumentos. No es solamente el precio de la harina», resaltó Guiraldes.
«Estamos sacando costos de lo que va a ser el precio del pan dulce. No me arriesgaría a decir un precio. No me quiero aventurar a decir un número».
«Todo ha subido. Grasa, margarina, levadura, todos los días recibís algún aumento. En líneas generales aumentó todo».
«Hoy por hoy la gente trata de comprar lo justo y necesario. Tengamos en cuenta que los sueldos no acompañan a la inflación y eso los comerciantes lo sentimos en nuestros negocios».
«Creo que en la medida que pase el tiempo se va a acomodar un poquito esto y vamos a poder acomodarnos económicamente todos. La verdad es que hoy por hoy tenemos un panorama incierto, llámese especulación o lo que sea, pero hay materias primas que no están entregando. Tenemos que esperar un poquito y ver cómo se resuelve esto», concluyó Guiraldes.
El pan, ese alimento que recurrentemente estaba en la mesa de todos los argentinos, se está convirtiendo en un artículo de lujo para los trabajadores. Es insostenible para una familia tipo que no tenga ayuda gubernamental llegar a solventar la canasta básica alimentaria y, al menos por lo que estamos viviendo, comerse un pan con manteca y dulce de leche acompañando a un café con leche, hoy es un gasto que no todos pueden costear.