Los trabajadores denunciaron un lockout patronal y apuntaron contra el dueño, Benjamín Biderman, que había tomado esa decisión luego de asistir a una audiencia de conciliación obligatoria junto a los delegados.
La planta de la panificadora, ubicada en el parque industrial de Garín, amaneció bloqueada por autos de los directivos, y tras esperar varias horas, la comisión interna gremial decidió ingresar y ocupar las instalaciones.
El problema entre la empresa Alijor y sus trabajadores, del que oportunamente grupoeldiario.com diera información, sumó este martes un nuevo conflicto cuando en las primeras horas del día, sin previo aviso, la fábrica cerró sus puertas.
Para sorpresa de sus 240 empleados, la planta de la panificadora amaneció con su portón de ingreso bloqueado por los coches de los directivos, aparentemente sin ningún motivo y parando de esa manera la producción.
Cabe recordar que si bien las denuncias por pagos atrasados y recortes se iniciaron hace un año atrás, a principio de este mes la tensión entre trabajadores y directivos se vio agravada tras el despido de una decena de trabajadores. La firma dejó a los obreros en la calle sin justificar causa del alejamiento y negándose a hacer la liquidación correspondiente.
Ahora, de manera antojadiza y unilateral, el empresario decidió clausurar la planta y frenar la producción sin cumplir ninguna de las normativas laborales de la mediación con la Secretaría de Trabajo.
La comisión interna gremial, junto a los demás empleados, decidió tomar la fábrica en represalia y a la espera de que se normalice la situación en la planta, donde mensualmente se producen un millón de tapas para pascualina Alijor, 1,8 millones de panes y 200 mil kilos de pastas La Salteña.
Desde la filial bonaerense del Sindicato de Trabajadores de la Industria Alimenticia (STIA) realizaron una presentación ante la Justicia laboral y la cartera nacional, dependiente del Ministerio de Producción.