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domingo, septiembre 8, 2024
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    Alberto Ariza: “De todas las cosas que me pasaron siempre aprendí”

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    Apasionado por practicar y enseñar tenis. Le encanta bailar salsa y merengue, viajar y  disfrutar con sus afectos y de los encuentros con amigos.

     

    Alberto nació el 16 de agosto de 1951 en Recolecta. Hijo único de Santos Dante Ariza y Elisa“Blanca” Herrera, vivió su infancia en San Martin y a los 11 años llego a la ciudad de Matheu.“Vivíamos en la calle Independencia entre Felisa de Longhi y Domingo Matheu. Papa era mecánico y chofer ferroviario y mi mama  ama de casa y modista. Hice sexto grado en la escuela N° 6 junto a muchos amigos que aún nos seguimos viendo: Luis Gadda “Queca”,Santechia,  el “Polaco” Ravenna, el “Mono” Tevez, el “Pelo” Montiel, Norma Villon, Leda… En aquella época los chicos de Zelaya, Villa Rosa y Escobar íbamos a bañarnos al arroyo de Matheu. Estaba todo limpio, no había mugre. Era mejor que el rio. Hasta que vinieron los countrys…Un año se armó una comisión y nos empezaron a dejar entrar al Ymcahuasi. Tengo los mejores recuerdos: futbol, tenis, vóley, básquet, croquet, paleta, ping pong, piscina y los campamentos en Sierra de la Ventana. Era espectacular” 

    «Desde los 15 que iba a bailar a El Ciervo, ahí trajeron por primera vez a Escobar la luz negra. Entraba con chicas de Matheu, que eran más grandes También a Kabuki, Ekeko, Subte, Kings, al boliche frente a la pileta del Sportivo, que era de Charly Vilas y a Cuernavaca en Pilar. De pantalones oxford y zapatos con tacones (dice entre risas).Recuerdo que iba a las fiestas del Día de la Primavera que se hacían en Otamendi. Era un mundo de jóvenes que venían de todas partes. Yo tocaba la guitarra y boludeaba con las chicas en la carpa, mientras mis amigos jugaban al futbol. (Vuelve a reír)Y también me colaba en las “picadas” que se corrían en Zelaya. Se hacían a la nochecita. Cuando llegaba la policía los autos desaparecían y nosotros cortábamos campo corriendo para volver a casa. Igual no pasaba nada. Era otra época. Todos éramos más sanos”«Una vez nos fuimos a bailar a Capital con“Queca”,“Michi”y el “Collón” en el Citroën que era del “Gallego” Iglesias, y se nos hizo tarde. Eran como las 6 de la mañana y  El Lobo Gadda nos había salido a buscar con el camión. No sé si Michi le saco el auto al viejo o se lo presto pero a esa hora ya estaba todos asustados” (vuelve a reír). Ibamos al Escondite de Baco, en los Cardales, A la Sociedad de Fomento del Talar de Pacheco. Nos quedábamos a dormir en la estación hasta que venía el primer tren. No había la delincuencia de ahora. No veíamos droga, ni nada”.

    La secundaria la hizo en el Instituto Carlos Pellegrini de Pilar. “Primer año con Horacio Gaido y “Lili” Cauzzi. Era un colegio interno y externo. Había chicos que venían de la Provincia y dormían ahí. No era mal alumno, era horrible” (dice entre risas). Su padre murió a los 43 años, Alberto tenía 17 y tuvo que empezar a trabajar. Dejo los estudios secundarios y comenzó a trabajar.  “Empecé a laburar en Capital en la bombonería Córcega. Después estuve un año en Policía Federal pero deje porque no me gustaba. Igual aprendí muchas cosas. Hasta dirigía el tránsito en Cabildo y Juramento. Tiempo después el viejo Cauzzi me hizo entrar en Purina,  entre como operario y a las dos semanas ya manejaba las maquinas.” A los 24 años, luego de dos años de noviazgo se casa con Patricia. La relación no próspero y se separaron al año.

    Alberto trabajo en las mejores empresas de la zona. Comenzaba como operario y terminaba como administrativo. Gracias a eso conoció Brasil, México, España. Pero siempre volvía. Una sola razón retenía a ese espíritu aventurero. A los 26 años trabajando en Cerámica Pilar (hoy Ferum), viaja a Brasil con una carta de recomendación para trabajar en Campinas. “Cuando llegue a Brasil, como tenía un tío en Rio de Janeiro pase a visitarlo y me quede trabajando con él en su joyería. Nunca llegue a Campinas (vuelve a reír) A los tres meses me volví porque mi vieja estaba sola en casa. Sino todavía estaría allá.”

    Alberto volvió a convivir en pareja, entonces con Susana. “Esa relación duro 25 años. Tuve dos hijos Matías Alberto y Melisa. Gracias a Susana estudie y comencé a dar clases de tenis. Ella me impulso mucho para que lo hiciera. Jugué en todos lados y sin embargo tuve que esperar a cumplir los 60 para participar en los Torneos Bonarenses en Mar del Plata (ríe) y con Rubén Gonzales traer la medalla de oro, después volvimos y trajimos la de bronce. Después sacaron el tenis. Pero seguimos yendo 3 años más con fútbol tenis”.

    Todavía tiene una pila de discos de pasta con la música de su juventud. “Escuchaba JethroTull,Led Zepelin, Miriam Makeba… Ahora me encanta la salsa y la bachata. Aprendí a bailar con el genio de Fabián Sánchez, en la sede del club Boca del Tigre”.Recuerda las “juntadas” con los pibes de Matheu en el boliche La Garua: “Jugábamos al metegol, al billar, al casino, al por hongo, al truco, al mus, al codillo y a veces al póker, pero por plata. Con alguno de los chicos nos seguimos juntando. También con los amigos del Independiente y con otros de Pilar. Pero ahora todos más tranquilos (ríe). Además desde hace 10 años estoy en pareja con Gabriela. Nos llevamos muy bien. Mi único sueño es viajar a Cuba.”

    Trabajo en Purina, Cerámica Pilar,Ford, Grifería FV, Magnum, Chicles Adams, fue encargado de Bonessi, fue dueño de la vinoteca Baco en Ingeniero Maschwitz, pero nunca se quedó en un espacio por “comodidad”. Siempre busco un mejor sueldo, avanzar y hacer lo que le hacia feliz. “No me arrepiento de nada. Todo lo que hice lo hice para aprender. Desde hace muchos años soy profesor de tenis. Me encanta enseñar y seguir aprendiendo.Porque de todas las cosas que me pasaron siempre aprendí”.

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