Dedicado a quienes recibieron un trasplante de órgano. Para casi todos, el día de la primavera. Para ellos, el día en que nacieron nuevamente y hoy pueden disfrutar de la vida gracias a la solidaridad y a la humanidad de quienes ya no están.
Varios días en nuestro calendario están dedicados a ellos: el 30 de mayo es el Día de la Donación de Órganos y es una jornada de concientización, el 6 de junio es el Día del Trasplantado, el 23 de agosto es el Día Nacional del Deportista Trasplantado, que se instauró hace apenas un par de años atrás a raíz del inicio de los Juegos Mundiales de Trasplantados en nuestro país.
Pero el 21 de septiembre es una fecha no oficial, que no está en el calendario ni fue decretado a nivel nacional. Es el día para que la persona trasplantada pueda festejar y celebrar la vida, olvidándose absolutamente de todo lo demás: los tratamientos, las inyecciones, los hospitales, la enfermedad…
Dicha celebración tuvo su puntapié inicial hace más de 20 años por iniciativa del Dr. Daniel D’Agostino, Jefe de Trasplante Hepático Pedriátrico del Hospital Italiano, quien organizaba fiestas para los niños trasplantados. Tomó la idea de los Estados Unidos, en donde se designaba un día para que los pacientes pudieran festejar, olvidándose absolutamente de todo: “De que somos trasplantados, del hospital… Aunque sea para divertirse y jugar todos juntos. Así se creó la Fiesta del Trasplantado”, indicó Jésica Castro, deportista trasplantada de la localidad de Garín.
“Él ha viajado, ha ido a congresos por todo el mundo, ha tomado experiencias de todos lados y trabaja en el exterior. En uno de sus viajes vio que se hacían estas fiestas para los niños, le fascinó la idea y lo trajo cuando empezó a hacer primeros trasplantes acá en Argentina, organizándolas a través de su fundación, que es la Fundación Argentina de Hepatología. La fiesta se hizo durante muchos años seguidos y ahora se dejó de hacer porque el doctor sigue trabajando y es un esfuerzo impresionante organizarla y llevarla a cabo. Yo formé parte de la ONG durante varios años y de hecho me puse la fiesta a cargo la última vez que se hizo”, siguió, prometiendo que el año entrante pondrán manos a la obra nuevamente.
¿Por qué un 21 de septiembre? “Después de comenzar con los primeros trasplantes hepáticos en Argentina me di cuenta de que había festejar todos los años y elegí el día de la primavera por ser el día del renacer de la naturaleza», le explicó el doctor a Jésica. Hoy, a 20 años de sus inicios, no se festeja más. Pero ganas no faltan de reanudarlo.
“Por eso me comprometí el próximo año a volver a formar parte de la organización de la «Fiesta del Trasplantado”. Se organizan juegos, shows musicales, obras de teatro, con premios y sorpresas para todos los niños trasplantados del país y para los que fuimos alguna vez pacientes trasplantados pediátricos… Aunque obviamente nosotros somos ahora los que ayudamos más a la organización”, contó, en entrevista con El Diario de Escobar. “Como la fiesta se hizo tan conocida entre todos los centros de trasplantes, sobre todo entre los niños, y se hacía todos los años, entre nosotros coloquialmente decimos que el 21 de septiembre es el día del trasplantado, porque es nuestro día para festejar”, cerró.
Para el último festival que se realizó colaboró la Municipalidad de Escobar con gran cantidad de juguetes para sortear entre los niños, incluyendo bicicletas, entrada para parques temáticos, visitas guiadas y una increíble cantidad de juegos de mesa. Todos se llevaron a casa su regalito, y sobraron cosas que luego fueron llevadas a los niños internados.
Cabe destacar que Jésica es una joven garinense, deportista y estudiante del Profesorado de Matemática. Luego de su experiencia de vida, hoy realiza una vida normal y se encuentra brindando charlas informativas y de concientización sobre la donación de órganos.
De muy chica contrajo una enfermedad que afectó completamente su hígado y debió ser trasplantada. “Acá en Garín le decían a mi mama ‘disfrute de su hija mientras pueda’… Fuimos yendo de hospital en hospital hasta que, gracias a Dios, llegué a manos del doctor Daniel D’Agostino y él dio en la tecla de lo que tenía. Me pusieron en lista de espera y conseguir el dinero fue todo un tema, porque no lo cubría la obra social. Salía 100 mil dólares el trasplante”. Su donante iba a ser su primo, hasta que apareció alguien más, un donante cadavérico: “Fue un nene de diez años del cual no sé nada. Mi mayor deseo es poder conocer a la familia para darles un abrazo, agradecerles enormemente porque gracias a ellos hoy estoy acá. Después de 25 años y medio de trasplante jamás tuve un rechazo y pude vivir una vida normal como cualquier otra persona no trasplantada”, contó, emocionada.
“Me doy cuenta de que hay mucha gente que no dona por falta de información, porque no sabe exactamente de qué trata todo el proceso de donación. Tienen mucho miedo y ni siquiera acceden a recibir información. Tengan presente que solo el 1 % de todos los fallecimientos está en condiciones de ser donante, solamente por muerte encefálica en una terapia intensiva. Es distinto que un coma, porque el cerebro murió por completo y no hay manera de que vuelva a vivir y despertar. A eso hay que descontarle la gente que se niega a ser donante, por eso ahora hay 11 mil personas en lista de espera. Hay más posibilidad de necesitar un trasplante que de poder ser donante”, finalizó.
Para más información, pueden visitar la página web del INCUCAI: www.argentina.gob.ar/salud/incucai